Agro

Desde el Conicet analizan la revolución verde: chacras rentables y sostenibles

Los beneficios de utilizar biofertilizantes van más allá de una producción acelerada. Recuperan los suelos, brindan valor agregado a los productos y otorgan seguridad alimentaria y laboral. La buena nueva para la transformación de la agricultura.

Por Adriana Vargas

Investigadoras del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) destacaron, a través de un informe, las cualidades de los bioinsumos para lograr una agricultura sostenible. Alicia Inés Mamani y María Paula Filippone pertenecen a la Universidad Nacional de Tucumán y compartieron su trabajo a través de la Revista Agronómica del Noroeste Argentino.

Las becarias de la Facultad de Agronomía y Zootecnia estudiaron el avance de las prácticas agrícolas hasta la actualidad, época en la que estos productos ecológicos toman preponderancia gracias a sus características amigables con el ambiente y las personas.

Hicieron un contraste entre la implementación de los agroquímicos, con efectos perjudiciales, y la agricultura sostenible, una opción económica y socialmente aceptable gracias a su capacidad productiva en armonía con el entorno. Esto es posible mediante los bioinsumos, componentes de origen natural que realzan la capacidad del suelo, potencian los cultivos y otorgan alimentos nutritivos.

Un poco de contexto

La Revolución Verde fue un movimiento agrícola que tuvo lugar en la primera mitad del siglo XX. Un conjunto de avances tecnológicos, prácticas intensivas y cambios en la política del agro buscaban aumentar la productividad a nivel mundial para hacer frente al crecimiento de la población y combatir la malnutrición.

Si bien se logró incrementar la producción agrícola y mitigar la hambruna, también generó controversias. Entre ellas la dependencia de los productores a los insumos químicos, además de la degradación del suelo, la pérdida de diversidad genética, el agotamiento de los recursos y el impacto ambiental.

Hoy, gracias al debate sobre la sostenibilidad y la necesidad de adoptar enfoques equilibrados, se toman en cuenta aspectos como la conservación del ambiente, la seguridad alimentaria, la justicia social y la resiliencia frente al cambio climático.

Allí se destaca Misiones, la primera provincia agrosustentable del país. Mediante el Decreto 969 publicado en el Boletín Oficial, el Gobierno reglamentó y promulgó la ley para el desarrollo y producción de los bioinsumos, que ya se fabrican e implementan progresivamente.

El uso de insumos agrícolas sustentables representa un avance a largo plazo a favor de la conservación del ambiente.

Al debate se suma el testimonio del ingeniero agrónomo Martín Eduardo Betancud, en diálogo con unidiversidad.com.ar, portal de la Universidad Nacional de Cuyo. Aseguró que los bioinsumos son de gran importancia para obtener mejores alimentos y cuidar tanto a quienes trabajan la tierra como al segmento consumidor.

“Los biofertilizantes proporcionan a las plantas los nutrientes para su desarrollo, al mismo tiempo que mejoran la calidad del suelo y ayudan a conseguir un entorno microbiológico más óptimo y natural”, señaló el especialista.

La nueva tendencia para el agro

Años atrás, el incremento del uso de sustancias químicas para combatir las plagas, prevenir enfermedades y cubrir las necesidades nutricionales de las plantas impulsó la producción, pero también trajo consecuencias. El uso masivo hizo que se fabriquen una gran variedad de compuestos insecticidas y pesticidas nocivos para el suelo, el agua y las personas.

Sobre esto, Betancud señaló que “lamentablemente, la agricultura convencional se basó solo en la parte nutricional química y no en la biológica”. Esto provocó que el exceso de la utilización de los productos destruyera a los microorganismos biológicos. Así se originaron los superpatógenos, es decir enfermedades cada vez más fuertes y difíciles de controlar debido a la ausencia de su controlador biológico.

El ingeniero agrónomo Eduardo Martín Betancud es uno de los grandes impulsores de la utilización de biofertilizantes en Mendoza.

Con el paso del tiempo, la ciencia comenzó a buscar alternativas agrícolas que generen resistencia al estrés en los cultivos y mayor capacidad productiva sin ocasionar daños. Así surgieron las biofábricas, entidades especializadas en la producción de bioinsumos para aplicaciones agrícolas, ambientales e industriales.

Misiones es pionera en el desarrollo de iniciativas tendientes a cambiar el modelo agrícola. Con una ley que respalda la utilización de bioinsumos y prohíbe los agroquímicos, se puso en marcha una transición hacia sistemas sostenibles. La meta es proteger la salud de la gente y el entorno, sin afectar la producción y la actividad económica. 

“La utilización de los bioinsumos hace que la planta esté mejor nutricionalmente, se enferme menos y, por ende, que el producto final obtenga propiedades nutricionales mucho más favorables que las que crecieron bajo los efectos de agroquímicos”, apuntó el además diplomado en Responsabilidad Social Agropecuaria y Bioeconomía.

La agroecología promueve la producción apoyada en la conservación de los recursos naturales. En ese sentido, los bioinsumos representan la opción más aceptable. Se tratan de productos basados en compuestos o extractos de plantas, animales o microorganismos vivos que mejoran el rendimiento y la calidad. 

Misiones y sus herramientas transformadoras

Según precisaron las investigadoras del Conicet, la idea que se propone es buscar en la propia naturaleza, donde existen elementos y estrategias que pueden utilizarse para el manejo de plagas y enfermedades. De la mano de la firma Agro Sustentable, en la tierra colorada se trabaja en dos tipos de insumos orgánicos: biofertilizantes y bioinsecticidas.

Estos tienen como pilar reducir el uso de los insumos químicos. ¿Cómo? Mediante la utilización complementaria de productos de origen biológico, cuyo desarrollo depende de fuentes renovables de materia prima y energía.

Este proceso amigable es demandado por los consumidores de alimentos, lo que provocó el crecimiento de la tendencia orgánica y saludable. “Al tener más información sobre el impacto negativo de los agroquímicos, la gente busca alimentos de producciones orgánicas, ya que son más sanos y tienen una mejor nutrición orgánica”, sostuvo Betancud.

Los mercados se han vuelto exigentes y solicitan tener pleno conocimiento de las prácticas productivas. La transformación de la demanda es una pieza fundamental en esta nueva agricultura, lo que además posibilita una fuerte interacción entre los sectores público y privado. 

Seguridad laboral y rentabilidad económica

El ingeniero mendocino afirmó que trabajar de forma agroecológica le abre al productor un mercado con mayor rentabilidad, ya que la utilización de fertilizantes tradicionales “genera un retraso y una pérdida de producción”. Se debe a que los mismos tienen que descomponerse para luego actuar, sumado a que arruinan la vida útil del suelo.

Por otra parte, la implementación de componentes orgánicos “va de la mano con la seguridad laboral”. Al no ser nocivos, no generan impactos ambientales negativos ni tampoco residuos, es más, mejoran las condiciones de trabajo de los y las productoras en las chacras. 

Misiones es la primera provincia agrosustentable de la Argentina.

En cuanto a la relación precio/costo, el profesional detalló que la producción a través de bioinsumos es entre un 30% y un 40% más barata que la tradicional. Esto se da de forma directa e indirecta, ya que los inversores se aseguran de que nadie sufra intoxicación en el trabajo, lo que crea un ambiente más sano donde no se mueve tanto el suelo. A su vez, disminuye el uso de maquinarias y combustible.

“No conozco ni un solo productor que haya probado los bioproductos y luego dio marcha atrás. El que utiliza este tipo de insumos busca eliminar los agroquímicos”, aseguró el integrante del Observatorio Rural y Agropecuario de Mendoza.

 

Fuentes: Canal12Misiones.

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