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Para el CEO de Syngenta, «Cristina es la dirigente que mejor entiende y cataliza a la gente vulnerable

Antonio Aracre elige qué gusto se va a dar entre las múltiples opciones que ofrece el desayuno del Hotel Sheraton de Mar del Plata. Comienza la segunda jornada del 58 Coloquio Idea y el CEO de Syngenta tiene una agenda aparte: hace algunas horas publicó en sus redes sociales que se retirará de la empresa, en la que trabaja hace 37 años. «Yo lo venía meditando hace mucho, entonces no es tal el impacto. Ahora tengo tres meses para ver qué quiero hacer, en principio me seduce mucho la idea de dedicarme a la política o participar en algún espacio en el que pueda transformar», asegura en un diálogo con PáginaI12 en el que habló sobre qué lo llevó a tomar la decisión, de su diálogo con los principales referentes de la escena política actual y sus aspiraciones.

Aracre es un empresario que se sale de los manuales típicos de su mundo. Su Twitter lo describe con una bandera del orgullo LGBTY, tiene un diálogo fluido con la prensa y toma posiciones muchas veces divergentes a sus colegas. Un ejemplo concreto y cercano es su interpretación sobre el «Ceder para crecer», el slogan elegido por Idea para debatir en los paneles esta edición. «Seguramente va a ser distinta mi interpretación a la que te han dicho otros empresarios», advierte y apunta: «Durante los últimos dos años los empresarios tuvimos la oportunidad de recomponer márgenes muy alicaídos, con una demanda afectada por la pandemia que resurge con mucha fuerza en todos los sectores. El salario no tuvo suerte porque no hay paritaria que le pueda ganar al ritmo inflacionario de Argentina. En ese contexto, ceder es que no puede haber trabajadores en blanco con sueldos debajo de la línea de pobreza mientras que los márgenes empresariales mejoran. Vamos a tener que ceder algo de margen y los salarios de los trabajadores deberían alcanzar un nivel razonable. Nosotros tenemos espalda para amortiguar ese impacto, los trabajadores no».

-¿Qué te llevó a tomar la decisión de retirarte tan tempranamente de Syngenta?

-Mi idea es salir de la vida corporativa después de 37 años a partir de diciembre. Porque me encanta, pero es bastante agotador y tengo ganas de hacer otras cosas, dentro de las cuales la política es la que más me atrae. Venía meditando hace meses la decisión de salir de Syngenta porque es un calorcito muy tentador, y una zona de confort muy linda. Me encanta lo que hago, no lo dejo porque lo padezco sino porque creo que es necesario salir de la zona de confort. Después de tantos años de haber trabajado y construido mi propio futuro sería justo para mí, que vengo de una clase media baja y universitaria, aportar a una Argentina que pasa por un momento difícil en lo económico pero que tiene una salida.

-¿Te vas a dedicar a la política?

-Mi deseo mayor es participar más activa y libremente del debate público. Porque a veces cuando vos tenés un rol te ves autocensurado para decir algunas cosas. Eso no excluye estar más activo en los medios para dar ese debate. Si es en la política, podría ser. Pero también podría ser en algún medio. Me han invitado a escribir en un diario, a estar más seguido en un programa y me encanta porque podés influir desde ese lugar hacia el bienestar general. Estoy abierto a muchas cosas.

-¿Con qué partido político te identificas?

-Me gusta una Argentina de centro, moderada, de consensos. Si no nos ponemos de acuerdo con eso va a ser muy difícil salir. Me hastía la grieta, no quiero una Argentina de polaridades en el 2023. Ojalá gane la cordura del centro. Me interesa gente como Alberto Fernández, Sergio Massa, Wado de Pedro de un lado o Horacio Rodríguez Larreta, Facundo Manes y Martín Lousteau del otro, con ese grupo de gente me podría sentar y pensar proyectos. Si mañana me llama Alberto para que lo vaya a ayudar, ahí estoy. Pero si el año que viene gana Larreta y me dice ¿me ayudas a definir tal cosa?, ahí podría estar. No tengo una posición partidaria, sino que tengo una convicción progresista en lo económico y una certeza liberal en lo político

-Sin embargo, se te ubica muy cerca de Martin Guzmán

-Yo hablo con Martín Guzman, hablo con Sergio Massa y con Wado. Me he juntado con Larreta, con Vidal. Pero como yo no soy un político, aunque intento influir todo lo que se pueda con quienes deciden en la política pública, hablo con quienes están en el Gobierno. Les acerco una visión de por qué creo yo que puede ser perjudicial esto. Durante el gobierno de Macri me acerqué muchas veces a hablar, y tuve menos llegada a los niveles más mas altos. Era más difícil  llegar hasta Macri.

-¿Por qué no nombras a Mauricio Macri ni a Cristina Kirchner en esta lista, los ubicas en la polarización?

-Creo que tanto Macri como Cristina tienen un rol relevante e ilustre en la historia por ser presidentes. Respeto la voluntad popular que los llevó a ese lugar. Cristina representa como nadie a la gente vulnerable, es la dirigente que mejor entiende y cataliza a la gente vulnerable. Macri representa la otra parte de la Argentina que es la más habilitada económicamente. Son dos modelos en pugna: Cristina privilegia la distribución y deja para después ver cómo seducir al capital, al que en general le pega. Macri en cambio privilegia el crecimiento y la atracción de la inversión y en algún momento llegará lo otro. Yo no les veo un rol competitivo y electoral. Si se consideran lideres tienen que dar paso a otra generación y grupo de gente que quiera demostrar a ver cómo ellos pueden hacer. Además, tienen ideas tan polarizadas que se hace dificil llegar a un consenso. Yo creo que Massa y Alberto con Larreta, Manes se podrían juntar y consensuar un montón de cosas.

– ¿Cuál es la principal problemática de Argentina?

-La inflación y la brecha cambiaria que presiona permanentemente a una devaluación al Banco Central. Dentro del frente económico son las cosas más importantes a resolver en el corto plazo. En el mediano plazo necesitamos dos reformas, las más importantes son la educativa y la tributaria. El sistema secundario y universitario en Argentina genera analfabetos escolarizados con carreras largas y planes de estudio desactualizados que no los hacen competitivos para el mercado laboral. La reforma tributaria sería definir la idea de Estado que mejor representa a los argentinos, qué tipo de Estado queremos, dónde queremos que esté presente y cómo lo vamos a financiar.

-¿Cuál es el camino para resolver los problemas del tipo de cambio?

-No podemos devaluar de la forma tradicional. Se tiene que desdoblar de forma inteligente. Algo intenta hacer el Gobierno pero se queda a mitad de camino porque lo hace sobre la demanda y no sobre la oferta de dólares. Algo hizo con el Dólar soja pero no le da continuidad y previsibilidad. Yo haría eso para destensionar el tipo de cambio. Pondría un 30 por ciento de las ventas de soja al dólar financiero sin límite de fechas, el 100 por ciento de las exportaciones del conocimiento que tampoco tienen impacto  en la inflación.

-¿Y de la inflación?

-Necesitamos un shock desindexatorio. Un torniquete para que la herida pare de sangrar. La indexación es una hemorragia que hay que cortarla de cuajo, con un plan que incluya una ecualización de precios. Que los salarios, las tarifas y el dólar lleguen a un nivel competitivo y crear un andamiaje legal que impida que por 4 ó 5 meses se pueda correr de ese espacio. Tiene que tener penalidades, porque sino nadie le hace caso. En esos meses el Estado debe monitorear qué quedó desarreglado para que, una vez finalizado, se pueda ir interviniendo quirúrjicamente cada variable y empezar a liberar para llegar a una inflación quizás del 20 por ciento con las problemáticas propias producto de nuestro desequilibrio fiscal, pero no por una inercia inflacionaria.

 

Fuentes: Enfoque Misiones.

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