Sin incluir al Iprodha, el lanzamiento del Procrear II se mira de reojo en Misiones

El programa nacional Procrear, que fuera lanzado por primera vez en 2012 para atender la demanda habitacional de los sectores medios, tiene una nueva edición este año. Desde el gobierno de Alberto Fernández, lo presentaron con bombos y platillos, pero en Misiones hay críticas por no incluir al Instituto provincial de vivienda en la gestión de esta herramienta.

El gabinete nacional procura aportar a la reactivación económica con este Procrear II y programas accesorios como “Casa Propia”, sin cogestión local y con el Ministerio de Desarrollo Territorial y Hábitat de Nación como cartera a cargo del mismo.

El Procrear en Misiones

En la provincia, se proyecta parte del proyecto nacional de construcción de 100.000 viviendas durante este año. Además, desde el año 2020 se entregaron casas de las 500 realizadas por el mecanismo Procrear en el barrio capitalino de Itaembé Guazú. En lo que va del 2021, se han entregado 109 casas de este mecanismo, y aún restan entregar cerca de 170 de estas viviendas durante este año.

Sin embargo, el titular del IPRODHA, Santiago Ros, señaló recientemente que el déficit habitacional en la provincia se resuelve con la construcción de más de 100.000 hogares, en gran parte para familias que se encuentran bajo el umbral de pobreza que mide el INDEC.

También, se deslizó desde el IPRODHA que existen al menos 1.000 hectáreas dispuestas en el banco de tierras, distribuidos en distintas localidades de la provincia.

En este contexto, el gobierno nacional se alza con la prerrogativa de generar reactivación económica y reavivar al sector privado de empleos movilizando a este rubro de la economía, uno de los más dinámicos. Se estima que la construcción privada es el sector que mejor multiplica los ingresos del sistema económico en la Argentina, y es casi un termómetro para poder medir el rumbo de la actividad económica.

Hasta ahora, el programa Procrear ha tenido resultados visibles en la provincia, como el mencionado desarrollo urbanístico ubicado en el oeste de la Ciudad capital de la Provincia. En cambio, el malestar de los funcionarios renovadores afectados a este sector crece, porque un convenio firmado en febrero por el mismo Ros, junto al gobernador Oscar Herrera Ahuad y el ministro de Desarrollo Territorial y Hábitat de la Nación Jorge Ferraresi, no condujo hacia el puerto esperado por los burócratas de la tierra colorada.

Es que, desde el Instituto provincial de vivienda se inició una convocatoria inmensa para poder gestionar localmente las oportunidades de acceder a líneas crediticias para la construcción o reparaciones de viviendas únicas familiares en la provincia. Pero, desde Nación salieron rápidamente a desconocer este proceso, y hacer hincapié que la única forma de acceder al Procrear, y a los otros programas urbanísticos, era mediante la inscripción personal al sistema de sorteo de adjudicaciones que ofreció la cartera nacional ( argentina.gob.ar/procrear ).

Y, a pesar del malestar del misionerismo, desde la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES) aclararon que la gestión de estos instrumentos de crédito no podía hacerse nunca mediante la coordinación local, que no existen excepciones para la adjudicación en ninguna otra provincia del país. Inconsistencias que vuelven a ensuciar el proceso de adjudicación de un derecho que nos es reconocido en la Constitución Nacional, la posibilidad de acceder a una vivienda digna.

La política de vivienda

En Argentina, desde los años 60 prácticamente, se va acumulando un déficit habitacional que está lejos de ser subsanado. El problema de el no acceso a una vivienda digna tiene distintas dimensiones, síntomas disímiles que empiezan con la precariedad y la exclusión máxima que existe en casi todos los 4416 barrios populares registrados dentro del RENABAP. En la otra punta de la mesa, está la imposibilidad de toda una generación de jóvenes adultos y adultas que ve cada día más lejos la posibilidad de acceder a una vivienda propia digna, como lo hicieron sus padres y abuelos en décadas anteriores.

El economista Federico González Rouco, especialista en vivienda y funcionario del Instituto de la Vivienda de CABA, referencia uno de los orígenes de esta realidad en la falta de crédito hipotecario en la Argentina. Registra en su análisis 4 momentos de la historia reciente de nuestro país en donde el crédito hipotecario fue una realidad. Así, experiencias crediticias de los años 40 y 50, el crédito hipotecario en épocas de convertibilidad, los dos últimos años del gobierno de Néstor Kirchner y la implementación de los créditos UVA reemplazando al Procrear son los que nos permiten entender por qué en la Argentina la tierra sigue siendo un bien absurdamente escaso, dejando más de 3 millones y medio de familias en situaciones de hacinamiento, o con viviendas deficitarias.

Sin embargo, destacan desde el Ministerio nacional que durante la gestión del Procrear entre 2012 y 2015 hubo 23.656 viviendas que empezaron a construirse en Desarrollos Urbanísticos exclusivos de este programa, con una inversión que hoy valdría $38.090 millones, generando 570.000 puestos de trabajo y empleando a 8.000 obreros y obreras. Siguiendo esta descripción, buscan diferenciar su gestión del programa de la realizada bajo la gestión del gobierno nacional en manos de la Alianza Cambiemos (hoy Juntos por el Cambio), gobierno que descontinuó el Procrear para dar lugar a una oleada de créditos hipotecarios indexados que se conocieron como “Créditos UVA”.

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