De los ataques de pánico a la libertad de expresión en el baile
Mientras estudiaba licenciatura en Nutrición, Marianela Morad se dio cuenta que lo suyo era bailar. Tras sufrir reiterados episodios de ataques de pánico eligió ir por sus sueños. Ahora, tiene su propia Academia de Danzas Árabes.
Marianela Ivonne Morad es de Concepción de la Sierra. Cuando finalizó la secundaria decidió estudiar la licenciatura en Nutrición. Debido al estrés y la presión que le significaba cursar una carrera que no le gustaba, sufrió ataques de pánico. Con sesiones de terapia y acompañamiento, la joven decidió ir por sus sueños. En la danza encontró un lugar de refugio y sanación. Hoy, con 31 años tiene su propia Academia de Danzas Árabes Aisha donde brinda clases a pequeños, jóvenes e incluso adultos mayores.
-¿Quién es Marianela?
Soy una emprendedora de 31 años profesora de danzas árabes que tiene millones de sueños super grandes. Estoy muy confiada y con mucha fe de que un día voy a lograr todo lo que sueño.
-¿A qué edad empezaste a bailar?
Empecé a partir de los 8 años y después hubo un tiempo que dejé. A los 16 años me convocaron para que dicte talleres de danzas árabes.
-¿Siempre seguiste este camino?
No. Yo estudié otra carrera que la dejé por la mitad, nutrición.
-¿Cuando terminaste la secundaria porqué decidiste estudiar la licenciatura en Nutrición?
Creo que era una cuestión social, buscaba asegurar algo, ya que sentía que era muy difícil vivir del arte. La verdad no estaba siendo coherente conmigo misma, no me escuchaba y el cuerpo dijo basta.
¿Cómo se manifestó esto en tu cuerpo?
Tuve principios de ataque de pánico. No le contaba a nadie, solo a mis amigos. Sentía mucho peso, taquicardia, angustia, eran síntomas muy feos y que me paralizaban. El cuerpo me estaba diciendo que me escuche, que pare, que sea coherente. Mi cuerpo me estaba diciendo que no me escuchaba, que no me era fiel y yo no quería escuchar. Ser alguien más o alcanzar un buen futuro estaba por encima de mis deseos. Me estaba subestimando. Con terapia comencé un camino de conocimiento personal. Decidí dejar lo que estaba estudiando. No fue fácil. Fue una revolución. A partir de ahí fui re feliz. Hice lo que deseaba hacer, se terminaron mis ataques de pánico y mi angustia desapareció.
-¿Hace cuántos años tenés tu academia y en qué sentís que te ayudó el arte?
Bueno, la verdad que fue un combo de todo. La terapia, conocer amigos que me ayudaron a salir de esa y el arte. Fue un combo que me ayudó a aumentar la autoestima, a saber lo que en realidad quería y buscaba. Me ayudaron a entender que tenía un montón de cosas reprimidas. No me había dado cuenta de eso porque nunca las tocaba.
El arte me liberó, para ser más espontánea y ser más yo. Puedo mostrarme a la gente sin vergüenza o sin pensar que me van a rechazar por como soy. Me ayudó a liberarme o a expresar lo que soy, de todas formas. Tanto de forma verbal como de forma corporal. Cuando uno no sabe qué decir o lo que está sintiendo, pones música y bailas y eso aflora.
-¿Tuviste la posibilidad de conocer a algunos de tus referentes?
Sí, como empecé con danzas árabes, mis primeros referentes eran todos de ese rubro. Pude conocerlos y tomar clases con ellos. En la actualidad, llevo a mis alumnas a que tomen clases con esas personalidades. En Posadas estudié con Romina Maluf, después tomé clases con Saida, Amir Taleb y Yamil Anum. También siempre tomaba seminarios con profesionales que venían de Egipto y Brasil. De danzas clásicas con Maximiliano Guerra y Miriam Barroso.
-¿Cuántas alumnas tenés y dónde está tu academia?
Mi academia se encuentra en Concepción de la Sierra. Se llama Academia de Danzas Aisha. Son más de 60 alumnas, entre niños de 4 años hasta jubilados, yo trabajo con jubilados de hasta 70 años. Así que tenemos variedad de edades y de danzas. Mi academia cuenta con dos profesores más. Conmigo somos tres. Soy la directora y tengo dos profes más que enseñan diferentes ritmos, como urbanos, danzas brasileñas y todo lo que sea ritmos caribeños.
Fuentes: Canal12Misiones.