Mientras continúa buscando inversiones, Sergio Massa ratificó su voluntad de cumplir las metas con el FMI
El ministro de Economía anunció inversiones de petroleras estadounidenses por más de u$s1.000 millones. De regreso a la ciudad de Washington donde el próximo lunes mantendrá un encuentro con la directora gerente del FMI Kristalina Georgieva, el ministro Sergio Massa se anima a trazar, hasta el momento, un balance de los puntos centrales.
El ministro de Economía de la Nación, viene de anunciar, en Houston, en el marco de un importante encuentro con las principales petroleras estadounidenses, la obtención de nuevas inversiones para el país por u$s1.030 millones. Son u$s330 millones de Chevron para dar inicio a Trapeal, una tercera área de producción en Vaca Muerta, y u$s 700 millones de la firma Total para impulsar Plan Fenix, un desarrollo en la cuenca Austral a 150 km de Río Grande.
La idea de Massa es no poner en juego esos avales implícitos de naturaleza política pacientemente cultivados mientras no sea necesario: quiere consolidar una mirada de consenso con el staff del FMI, una ruta que le permita mirar hacia adelante.
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El trabajo junto al Fondo para la revisión del segundo trimestre
«El programa con el FMI tiene objetivos y tenemos que trabajar para cumplirlos porque es parte de los compromisos que la Argentina asumió como país», le dijo el ministro a Ámbito. «Esto nos pone en la obligación de asumir esos compromisos y de hacerlo como responsabilidad de Gobierno. Venimos haciendo un trabajo técnico desde todas las áreas del Ministerio de Economía en conjunto con las áreas técnicas del FMI para cerrar la revisión del segundo trimestre y para construir el documento de prospectiva, que es un cómo ve el FMI y cómo vemos nosotros, los dos, hacia adelante. Y creo que, en este sentido, la semana que pasó fue buena, por lo que entiendo, por la información que me fueron comunicando en el equipo», sostuvo el funcionario.
Está claro que algunos de los puntos más sensibles en esa discusión parecieran ubicarse cerca de los compromisos asumidos en materia de acumulación de reservas. Vinculado a este punto, y habiendo sumado los respaldos del BID y del Banco Mundial, las miradas también se posan en lo conseguido en la última semana con el flamante dólar soja.
Sin embargo, la urgencia manda y las conversaciones -áridas, como siempre- con el FMI, continúan por estas horas. Se trabaja durante todo el fin de semana. ¿El objetivo? Avanzar en un documento que el staff del FMI deberá elevar al directorio, que podría decantar la aprobación de la segunda revisión de las metas que figuran en el acuerdo.
Fuentes oficiales le dijeron a Ámbito que esas conversaciones tienen un carácter eminentemente técnico, ergo, no político. Eso, a pesar de todo el capital de respaldo conseguido por el ministro en los últimos días, tanto en la Casa Blanca, puntualmente el departamento de Estado, pero también con los organismos multilaterales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial, donde obtuvo la promesa de giros inmediatos a partir de gestiones que destrabaron los acuerdos establecidos con anterioridad.«El programa de incentivos al agro tiene inicio y finalización, pero además tiene un compromiso de liquidación de 5.000 millones de dólares», sostuvo Massa. «Si evaluamos lo que ha sucedido, se superó el cumplimiento en la primera semana y entiendo que eso alentó a fijar precio. Además, por la información que recibí, el nivel de operaciones para el lunes que está pre-registrado sigue siendo alto», señaló a Ámbito.
La guerra y sus consecuencias
La idea de Massa es que, más allá de las negociaciones con el FMI, el objetivo es y debe ser a futuro y en todo momento, acumular reservas en el BCRA porque, sostienen en su entorno, el funcionario cree que eso, al margen de otras cosas, también es garantía de gobernabilidad.
En el plano de las exigencias del FMI, para el Gobierno existen dos factores que deben incorporarse a la ecuación: por un lado, que el acuerdo se firmó un tiempo antes que comenzasen a decantar las consecuencias económicas que la guerra entre Rusia y Ucrania, lo que podría habilitar en el futuro cercano nuevas conversaciones, pero no desde el Gobierno sino desde el propio organismo y hasta en el marco de las Naciones Unidas.
Por otro, que el costo implícito en materia de reservas que no fueron integradas podría calcularse teóricamente si se toman en cuenta los u$s 9.000 millones del swap con China, los u$s 6.000 millones del de Rusia, u$s 1.200 millones de desembolsos de China que no se hicieron por las represas y hasta los u$s 1.700 millones que venían demorados del BID y que, el propio Massa logró destrabar ahora. A ello podrían agregarse casi u$s 5.000 millones del costo de la energía.
Respaldo político
Relacionado con su paso por la Casa Blanca, Massa sostuvo: «Se trató de una agenda de reuniones vinculados a los temas de seguridad energética y alimentaria que son parte de los acuerdos de la Cumbre de las Américas y del Acuerdo del G7 del que participó la Argentina».
Las reuniones tuvieron lugar con funcionarios clave de la administración de Joe Biden: el Consejero de Seguridad Nacional, Jake Sullivan; Juan González, asesor principal para América Latina y Mike Pyle, asesor económico internacional adjunto del Consejo Nacional de Seguridad. «Obviamente aparecieron discusiones respecto de cuál es el mejor escenario, entendiendo que la guerra genera impacto en la economía global que no podemos dejar de poner en cualquier mesa de discusión», le dijo Massa a este medio.
“Los precios internacionales de la energía condenan a Europa a un escenario de enorme inestabilidad económica y política, nos ponen a prueba a nosotros para el 2023 en el desafío de tener un programa muy ambicioso, pero también muy profesionalmente desarrollado para evitar que la Argentina tenga que seguir importando los niveles de GNL que ha tenido que venir comprando», añadió.
En opinión del ministro, «el mundo tiene cuatro grandes temas en debate los próximos dos años: los minerales críticos, la energía, la economía del conocimiento y las proteínas. Argentina más allá de las dificultades que hoy tiene, tiene una enorme oportunidad en el largo plazo».
El plan estratégico
La jornada realizada esta semana en el Baker Institute, de la Rice University, dejó entusiasmo. Los principales referentes de las petroleras presentes se mostraron a favor del marco normativo y fiscal que les propuso el ministro.
«En el corto plazo», dijo Massa a este matutino, «tenemos la responsabilidad de establecer un volumen de producción para el próximo invierno que nos permita aumentar cantidad de moléculas porque necesitamos el mayor nivel de producción en el mercado local con precios que son mucho mas competitivos».
«Tenemos que planificar el 2023 sobre la base de extender el Plan Gas 4, a la vez, implementar el Plan Gas 5 para garantizar el llenado del gasoducto y eso requiere de inversiones que deben comenzar a cristalizarse en noviembre con vistas a aumentar la capacidad de producción». En esta línea, el tigrense señaló que «existe un gasoducto que está siendo poco utilizado respecto de su capacidad en la Cuenca Austral, por lo que se debe intentar el estímulo para sumar producción de gas en el norte argentino».
A su vez sostuvo que, en paralelo, «para el próximo invierno hay que dejar definido el modelo de trabajo con Bolivia y el modelo de transacción de energía eléctrica con Brasil». El objetivo trazado es, según sostiene Massa, reducir la cantidad de barcos de importación de GNL, pero además acelerar al máximo la obra del gasoducto Néstor Kirchner «porque es clave para cumplir con este objetivo».
“En el mediano plazo, la clave es aumentar la producción para cumplir con el proceso de autoabastecimiento energético, pero también para aumentar el volumen de exportación con contratos ininterrumpibles, eso nos va a permitir mejorar nuestra balanza comercial energética, aumentar la cantidad de empleo e incrementar el volumen de inversión en el sector de gas y petróleo, porque son sectores de inversión intensiva».
En esta línea, volvió a insistir con que «es clave avanzar en el Congreso con tratamiento de la producción de energía como política de Estado, con la búsqueda de consensos entre oficialismo y oposición, tanto la ley que regule los beneficios fiscales y la estabilidad jurídica y fiscal de las plantas de GNL que Argentina necesita, como también las plantas de hidrógeno y una ley corta, que termine de consolidar un proceso de estabilidad y disponibilidad de divisas para el sector del gas y petróleo».
Fuentes: MisionesOnline.