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A 8 años de la inauguración del «Hogar Carmelina», recordamos uno de los momentos más emotivos del lugar.

‏Corría el año 2015, y el trabajo del hogar era reconocido en toda la provincia, es así que llegara meses antes desde la localidad de BONPLAND Don Julio Ferreyra.

Don Julio era alto, esbelto, su cabello blanco refulgía como la luna llena. Ya no hablaba, su máxima felicidad era hasta ese entonces, la compañía de algún chupetín bolita que tanto le gustaban, mientras pasaba sus horas mirando a una ventana desde su silla de ruedas.

Su existencia se extinguía…… y nada, hacía suponer que lo que pasó aquella tarde del 4 de marzo del 2015, cambiaría no solamente su vida, si no la de todos los que pudieron presenciar de cerca un hecho para muchos, milagroso y que no tiene argumentos o explicaciones científicas más que las que dicta el corazón.

Esa tarde y ante la sorpresa de todos, se rumoreaba que una estrella del Rock visitaría el lugar y que, además, quería cantarles algunas canciones a los abuelos. La historia del lugar lo había conmovido y le hacía recordar a su propia madre, haciendo referencia el profundo amor que sentía por ella.

Los abuelos se vistieron para la ocasión, se engalanaron y si bien no sabían de quien se trataba, o la fama que podría tener, sabían que había alguien que quería cantarles algo y para ellos, era más que suficiente.

Finalmente, la hora había llegado, el reloj marcaba las 17.30 hs y las cuerdas de una guitarra y la voz del ídolo comenzaron a sonar en el Carmelina.

El Artista, había desplegado lo mejor de su repertorio y entre bis y bis, comenzó a cantar “Cartas Amarillas”, un tema de Nino Bravo y que ante la sorpresa de todos, Don Julio, aquel abuelo que no hablaba y casi no se movía levantó inexplicablemente la mirada y sus manos se levantaron al ritmo como pidiendo “uno más”. Sus cuidadores no contuvieron las lágrimas, cuando aún faltaba lo mejor. A viva voz… Julio comenzó a balbucear un tema y al notarlo el artista, se trasladó a su lado e interpretaron al unísono algún tema, no importa cual, pero para todos, es el tema del amor, el tema que quedará para siempre plasmado en las paredes del Hogar Carmelina.

Para Don Julio, ese había sido el día perfecto, que le dejó pintada una sonrisa de felicidad hasta su partida definitiva, que se dio pocos meses después de ese encuentro inolvidable.

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