Entre los altos insumos y el bajo rinde, colonos sostienen el cultivo de tabaco
Muchos misioneros mantienen una plantación mínima para tener la obra social, pero se dedican a otras especies. Es una producción que requiere sacrificio y dedicación
Por Nazarena Torres
torresnazarena@gmail.com
La producción tabacalera fue siempre una de las más tradicionales y grandes en Misiones. Durante años, cientos y cientos de familias dedicaron sus tierras, tiempo y esfuerzo a plantar tabaco, en el afán de tener un ingreso seguro. Hoy este cultivo se ve cada vez más disminuido, incentivado no sólo por los bajos precios del mercado, sino además por la política de diversificación que prevalece en las chacras misioneras. Muchos productores, incluso, solamente están plantando unos pocos ejemplares con el fin de seguir teniendo la obra social del sector, pero se dedican a hacer otros cultivos y producciones que le significan más rentabilidad.
Justamente, días atrás se estableció el precio para el tabaco, que se estableció en 194 pesos en acopio del burley y 243 pesos del tipo B1F. En tanto, este lunes comienza el acopio (ver página 9).
Mientras tanto, en el corazón de la provincia, los colonos preparan la producción, que este año fue muy baja por la extrema sequía. Un ejemplo es el de Eduardo Silveira, que junto a su señora Fátima Sepe, trabajan codo a codo para sacar adelante las veinte hectáreas con yerba, caña de azúcar y tabaco burley, además de los animales y verduras para consumo propio.
En una visita de El Territorio a la chacra, en la localidad de Dos Arroyos, la pareja contó los pormenores de cultivar y las dificultades con las que se encuentran, siendo pequeños productores que de sol a sol, trabajan para llevar el pan a la mesa.
“Hace 30 años que estoy en esta chacra, con altos y bajos, tristezas y alegrías, pero mucha gente buena también que ayuda. Siempre estoy en constante actividad porque tener una sola producción no alcanza, nosotros tenemos yerba, tabaco y caña de azúcar”, relató Eduardo.
Y seguidamente, añadió: “En el caso del tabaco, el precio no ayuda y tampoco la sequía. Se cosechó algo, aunque no era lo esperado, se perdió un 20 o 30 por ciento de lo que teníamos. Yo tendría que sacar 4.000 kilos y la verdad que no se si llego ni a los 3.000 kilos de tabaco”.
Desde 1991, Eduardo trabaja con el tabaco. Cuenta con unas 40 mil plantas y produce para dos compañías: la conocida Cooperativa Agroindustrial (CTM- Ex Tabacalera) ubicada en Leandro N. Alem y la Cooperativa Tabacalera de San Vicente (Cotavi). Además, fue concejal de Itacaruaré y de Dos Arroyos.
“Con esta inflación del 50 por ciento que estamos viviendo y más, se complica. A principios de año teníamos la harina a 1.200 pesos y hoy ya está por encima de los 2.500. Y lo mismo ocurre con los insumos. La Cooperativa Tabacalera nos subsidia el abono pero nosotros pagamos eso en valor dólar, y el precio del tabaco está en pesos. Y es medio contradictorio, no rinde”, explicó.
Al tiempo que agregó que “cuando nos terminan de pagar, a fin de año, ya subió otro 50 por ciento los insumos. En boca de acopio nos van a pagar unos 194 pesos más o menos, depende la calidad del tabaco; después tenemos el FET (Fondo Especial del Tabaco) que nos da el gobierno para compensar el precio”.
Una de las cuestiones en las que puntualizó la pareja de productores fue en la necesidad de generar alternativas de ayuda para los pequeños productores, pues debido a la situación y a los precios del mercado, cada vez menos se dedican a la plantación.
No obstante, aseguraron que una forma de producir con buenos resultados es el de diversificar la producción. “Nunca hicimos solamente un producto, siempre hicimos varios, con plantas anuales, verduras y animales, para consumo propio”, expresó Eduardo. A lo que Fátima añadió que “es posible vivir con lo que producimos porque somos tres en la casa, a las familias que son más grandes se les complica más”. Eduardo tiene dos hijos más grandes que ya no viven con él, y tras quedar viudo, se casó con Fátima, con quien tuvo a una niña, que hoy tiene 14 años.
En todo ese tiempo, de forma paralela, la familia debió traspasar desafíos y obstáculos que muchas veces dejaron por el suelo las ganas de seguir. “Un año –hace unos diez años más o menos– nos agarró el vendaval, que eran vientos huracanados con granizo que nos tiraron todas las plantas. De los 4.000 kilos que íbamos a sacar, terminamos sacando 500 kilos. Un día vino el viento de un lado, que dobló todo el tabaco, fuimos a parar las plantas, nos dolía todo el cuerpo de hacer esfuerzo para ponerlas derechas, pero a los dos días vino el viento del otro lado, con granizo, y tiró abajo todo de nuevo; ya no se pudo recuperar nada. Fue el año más bajo”, manifestó Eduardo.
Estas situaciones son las que muchas veces desmotivan a los productores, sumado a la necesidad de contar con ayuda que impulse la producción en la chacra. “Se tiene que entender que si se pierden los pequeños productores, va a haber mucha pobreza y cada vez va a haber más planes sociales”, afirmó Fátima.
En ese marco, apuntaron al desarraigo que se ve sobre todo en los jóvenes, que buscan salir de las chacras por la baja rentabilidad que tienen, muchas veces, los cultivos. “Ellos consiguen trabajos que por quincena ganan 50 mil pesos, y nosotros esperamos nueve meses para ganar 500 mil pesos. Por eso a mi hija le impulso a estudiar, a mí me gusta la chacra pero sé que es difícil con el tema de los precios”, expresó la mujer.
“Si no se ayuda a los productores, cada vez habrá menos. El gobierno, al dar los planes, debería capacitar a la gente y que vengan a trabajar a las chacras, que seamos nosotros quienes certifiquemos el trabajo y aportemos lo que falta para completar el jornal. Así vamos a enseñar, capacitar e incentivar el trabajo, dando ejemplo a los hijos que vienen”, determinó Eduardo.
Trabajo constante
El productor recordó que hace 31 años que trabaja con el tabaco para la cooperativa, con impuestos y papeles al día, pero hasta el momento “jamás me tomaron como un socio”.
“Nunca dejé de llevar tabaco, aunque mermara la producción, por eso molesta esa situación”, dijo.
El productor explicó que en estos días entregarán el tabaco cosechado y ya empezarán a trabajar con los canteros para volver a plantar. Si bien la época de plantación suele ser de septiembre en adelante, la pareja decidió adelantarse y plantar en julio, teniendo en cuenta que las estimaciones indican que en ese mes y en agosto vendrán las mejores lluvias.
Asimismo, Eduardo opinó respecto a la iniciativa provincial de eliminar por completo el uso de agroquímicos en los cultivos, y sostuvo que “los últimos venenos que nos están dando son de mínima aplicación, se trabaja con máscaras, botas, un traje especial, el veneno está en una piecita aparte, con llave”. Algunas de las plagas que afectan a las plantas son las pulgas negras, gusanos exterminador, entre otros.
“No es imposible producir así, hay que buscar quizás la semilla adecuada, con alto rendimiento”, consideró.
Sobre el trabajo en sí, Fátima dijo que “es muy sacrificado, te tiene que gustar mucho para quedarte, a mí me gusta y producimos nuestra propia carne, propia leche, propias verduras para consumo”.
La pareja afirmó que produce el 40 por ciento de los alimentos que consumen e incentivan a otros a seguir por esa línea.
“No hay nada como producir lo que se consume, es lo mejor y hay que incentivar a eso, al trabajo, a la producción”, concluyó Eduardo.
Fuentes: Elterritorio.