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Impuesto a las Ganancias: cuáles son las nuevas escalas y a partir de qué salario se pagará en 2022

El Impuesto a las Ganancias para empleados en relación de dependencia tendrá un mayor mínimo no imponible (MNI) a partir del 2022. El piso se eleva un 50,62% automáticamente respecto al período fiscal de 2021 dado que esa fue la suba anual del índice de Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (RIPTE).

El Gobierno nacional, previo a las elecciones otorgó en abril un alivio a los asalariados. Aplicó una deducción especial para que aquellas personas que cobraban $ 150 mil brutos o $ 124.500 netos no paguen impuesto a las Ganancias. Dicho limite luego se elevó a $ 175 mil, creando una categoría intermedia que tendría un impuesto intermedio una vez superados los $ 175 mil.

¿Cuánto pagan los solteros de Ganancias?

Desde el 1 de enero de 2022 los asalariados solteros que para 2021 tenían un MNI de $ 175 mil pasarán a uno de $ 263.585, y habrá margen hasta $ 305.768 para tener un esquema aliviado.

¿Cuánto pagan los casados de Ganancias?

Para las personas casadas con dos hijos a cargo, el salario más bajo alcanzado será $270 mil, pero cuenta con la posibilidad de hacer una deducción por conyugue de $235.457 anuales, es decir $19.621 mensuales y de $118.742 por cada hijo menor a 18 años.

Los montos corresponden a valores de bolsillo, es decir, incluyen el proporcional del aguinaldo y son netos de los aportes a la seguridad social.

En el año 2000 pagaba impuesto a las ganancias el empleado en relación de dependencia cuya ganancia imponible alcanzaba los $ 120.000 pesos, monto que le alcanzaba para comprar un departamento tres ambientes, equivalía a u$s 120 mil.

¿Quiénes pasan a pagar Ganancias?

«En 2022 se estima que la tasa máxima se aplicará sobre quienes obtengan una ganancia imponible anual de más de $ 1.555.233, es decir U$s 5.000 oficiales o U$s 7.500 blue, esto demuestra el triste derrotero del impuesto a las ganancias, que se ha ido transformando lisa y llanamente en un impuesto al trabajo», señaló Mariza Brizuela, gerente de impuestos del estudio Ghirardotti.

Una de las mayores críticas al mecanismo de ajuste, debido a que las paritarias siguen a la inflación, es que no es por costo de vida, IPC, sino por la variación salarial. En 2018, según lo establecido en la Ley de Impuesto a las Ganancias (LIG) 27.346, las deducciones personales y las escalas de impuestos dejaron de ser fijas y comenzaron a hacerse atadas al RIPTE y ya no de manera discrecional por el Poder Ejecutivo.

Aunque a corto plazo es una buena noticia que beneficia principalmente a las personas que actualmente tienen que pagar el impuesto porque están mínimamente por encima de la frontera del MNI, a mediano plazo todos los especialistas consultados por El Cronista coincidieron que la evidencia que dejó este mecanismo de ajuste en los dos años que se aplicó es que queda muy por debajo de la inflación.

Para el tributarista César Litvin, «el problema de este sistema en épocas de alta inflación, es que los precios van por el ascensor, los salarios por la escalera y el mínimo no imponible queda en plata baja, quieto por un año.

Agregó que como el MNI representa el gasto que una persona necesita para subsistir y los precios cambian todos los meses, el ajuste debería ser por costo de vida, no por un índice salarial y, como mínimo, con una actualización semestral.

 

FUENTE: Cronista

 

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