El monotributo tecnológico busca convertirse en ley
El proyecto procura regularizar la situación de los profesionales que desde Argentina trabajan para empresas del exterior.
El proyecto de monotributo tecnológico, que ya cuenta con media sanción en la Cámara de Diputados, inició su trayecto legislativo en el Senado nacional a través de la Comisión de Presupuesto. La propuesta crea un monotributo tecnológico para que más de 30 mil trabajadores de la economía del conocimiento que trabajan para el exterior puedan formalizar ingresos en divisa extranjera por servicios exportados.
Está destinado a los profesionales que facturan sus servicios basados en el conocimiento como software, servicios profesionales, biotecnología, nanotecnología e industria audiovisual y para quienes participen en competencias de e-sports a nivel profesional. Podrán inscribirse en el nuevo régimen cuando perciban ingresos por hasta 30.000 dólares al año y pagar al fisco mediante un esquema de cuatro escalas diferenciadas, siempre que desarrollen su actividad en el país y su uso se lleve a cabo en el exterior.
El proyecto del nuevo esquema tributario propone tres categorías de ingresos anuales: hasta 10.000 (833 dólares por mes), hasta 20.000 (1666 dólares por mes) y hasta 30.000 (2500 dólares por mes). Cada categoría se establece de acuerdo con el tope de ingresos y el monto integrado correspondiente a cada una de ellas que se abonará. Además incluye impuesto a las ganancias, obra social y aportes jubilatorios. El monto a abonar se corresponde con las categorías establecidas en el Régimen D, F y H, que actualmente es de 9245, 15712 y 31347 pesos, respectivamente.
El Régimen Simplificado y Cambiario para Pequeños Contribuyentes Tecnológicos, tal como se lo conoce formalmente, fue presentado por el Poder Ejecutivo bajo el seguimiento del Ministro de Economía Sergio Massa. Obtuvo media sanción en la Cámara de Diputados en marzo de este año. Entró este jueves a la Comisión de Presupuesto y Hacienda del Senado, y probablemente se gire a la de Ciencia y Tecnología una vez aprobado. Si en el recinto lo aprueban sin modificaciones, quedará convertido en ley.
Amores y odios
“Con Monotech se crean nuevas categorías de monotributo para los jóvenes trabajadores que exportan sus servicios tecnológicos al exterior, para que facturen sin necesidad de liquidar sus divisas y promoviendo el trabajo registrado con acceso a obra social y aportes jubilatorios”, celebró el ministro de Economía Sergio Massa cuando fue aprobado el proyecto.
Es “un enorme paso hacia la regularización financiera y tributaria de los gamers y programadores freelance que cobran en moneda extranjera y que desean tener sus ingresos en la Argentina”, continuó.
Las dos principales cámaras de la industria, CESSI y Argencon, cuestionan el proyecto, ya que lo ven como un incentivo a que a una mayor cantidad de empleados renuncien a sus trabajos en relación de dependencia para empezar a cobrar más al trabajar en empresas radicadas en el extranjero. Luis Galeazzi, director ejecutivo de Argencon, aseguró que “el monotech, que puede tener lógica para algún sector, para el ecosistema del conocimiento es una amenaza grande porque amplía la posibilidad de fuga”.
“Un monotributista podrá cobrar 2500 dólares por mes y las empresas que exportan tienen que ingresar los dólares al tipo de cambio oficial, salvo un 30 por ciento que puede ser de libre disponibilidad si sus ventas trimestrales al exterior se incrementaron. Esto genera una distorsión que es mucho mayor para las pymes que no exportan”, graficó.
Además, marcaron que un trabajador que adhiera al monotributo tecnológico cómo está previsto en el proyecto termina aportando al fisco 376.164,00 pesos anuales mientras que un trabajador en relación de dependencia en una empresa radicada en el país aporta 13.637.060,24 pesos
La industria de software en Argentina la integran unas 5.000 empresas que emplean a 150.000 personas y exportó el año pasado 2.600 millones de dólares. Su proyección es en 7 años llegar a los 400.000 puestos de trabajo con exportaciones por 10.000 millones de dólares.
Fuentes: revista códigos.