Desde el BioLab desarrollan repelentes con plantas nativas como materia prima
En Misiones, el recientemente inaugurado BioLab dependiente de la Agencia de Innovación del Gobierno provincial lleva adelante un proyecto sobre la formulación de repelentes de insectos a base de plantas nativas. Son objeto de estudio: hierba pipí o petiveria alliacea y cordia curassavica. La propuesta académica toma relevancia en un contexto donde los vectores amenazan la calidad de vida. Sólo por mencionar un ejemplo: el Aedes aegypti transmite dengue -además de chikungunya, zika y fiebre amarilla- desatando varios brotes a lo largo de los años.
Carlos Altamirano, doctor en Farmacia y docente de la cátedra de Farmacobotánica de la Facultad de Ciencias Exactas, Químicas y Naturales de la Universidad Nacional de Misiones (Unam) lidera el trabajo que comenzó en 2021 y ya entró en su última etapa.
En la investigación se plantean formulaciones alternativas e innovadoras de repelentes, utilizando como fuente de materia prima, extractos y esencias obtenidos de especies vegetales del rojizo terruño. De manera que tras la selección y recolección de plantas con potencial actividad repelente en la flora autóctona, se realizan extractos y aceites esenciales para caracterizarlos químicamente.
«Hay productos instalados en el mercado, como la citronella; entonces nuestra idea sería tratar de obtener algún equivalente de nuestra flora que pudiera tener alguna actividad similar o superior a la citronella. Estamos también buscando cambiar el tiempo de duración, actualmente la duración de los pesticidas es de dos horas. Supongamos una excursión en el monte o la gente que trabaja en zonas rurales, dos horas es muy poco tiempo», explicó Altamirano.
“Estudiamos dos plantas promisorias, la pipí o petiveria alliacea, que nos comentaron los mbya que ellos la usan para evitar la picadura de los mosquitos frotándose la piel. La otra es cordia curassavica, arrancó con una tesis con resultados interesantes y de ahí retomamos”, agregó el autor de la investigación al tiempo que aclaró que “lo que planteo es hacer formulaciones con un híbrido, con aceite y hacer un extracto, extrayendo todo lo posible de la planta”.
“Tenemos los perfiles químicos, vamos a pasar a hacer las formulaciones y debemos hacer un bioterio, es decir, una jaulita donde vamos a tener a los insectos voladores y podemos realizarnos las pruebas”, comenta.
“Otro punto que será clave este año es la cuestión de la toxicidad. Si bien la vía tópica ofrece mayor protección, tenemos que saber si no es tóxico y eso hay que probarlo. Vamos a trabajar con otra cátedra de la Licenciatura en Genética, son tesistas especialistas en análisis genotóxico”, detalla.
El proyecto de los repelentes es el resultado de esa interacción entre Altamirano y los pueblos originarios por una actividad ya en ejecución, dado que son los guaraníes los que producen las plantas – ambay, carqueja, cangorosa- que utiliza el BioLab para hacer los extractos que son enviados al Laboratorio de Especialidades Medicinales de Misiones (LEMis) para la fabricación de fitomedicamentos.
«Ellos armaron una cooperativa donde secan y muelen las plantas, y comercializan también a otras provincias; en esas entrevistas, charlando con ellos, surgió lo que ellos usan», recuerda.
El investigador destaca en sus argumentos que los resultados obtenidos serán de aportes educativos y podrán ser utilizados para el desarrollo de productos farmacéuticos de calidad y en esa línea reconoce el apoyo de sus mentoras, la licenciada Felipa Sánchez y la doctora Marta Yajía.
Fuentes: Enfoque Misiones.