La ausencia de trabajadores rurales recrudecería la pérdida de cosechas
Varias economías regionales están en alerta por la escasez de obreros rurales para las cosechas. La situación, potenciada por la menor movilidad de personas en pandemia, puede provocar importantes pérdidas económicas. Y entre los factores que inciden en la menor oferta laboral se apunta a algunas exigencias para el cobro de planes sociales. Así se recordó que hay obreros que no quieren registrarse por temor a perder el cobro de un plan social.
En este sentido, desde las cámaras empresarias y gremialistas rurales coinciden en que la condición de desempleado no debería condicionar el cobro de un plan social. Para ello, se propuso que los beneficios puedan sumar o complementar un empleo registrado.
“Hay gente que está esperando para trabajar, pero son los que no cobran ningún beneficio social. Y, por otro lado, están los que cobran planes que cuando se les dice que hay empleo dicen ‘no, todavía no voy a ir’. Es una realidad. Habría que buscar un equilibrio porque hay mucha gente que quiere trabajar y otra que no”, comentó Rubén Álvez, director representante de los obreros rurales en el Instituto Nacional de la Yerba Mate (Inym).
El directivo explicó que a través del gremio Uatre se ha propuesto muchas veces que haya una compatibilidad entre el cobro de un plan y el poder trabajar en blanco.
“Hace años que pedimos por la compatibilidad, nos sentamos con la ministra de Trabajo. Ahora, incluso, pedimos que se aumente el monto que se les da. Volvimos a pedir porque la compatibilidad es la única solución para que esto funcione bien como un engranaje.
Entonces, el trabajador no pierde el beneficio y trabaja. Y viene a hacer como una ayuda que les dan a las empresas (en referencia al ATP). Hace unos ocho años, había un programa que era así, se cobraba un plan por 4 horas y 4 horas pagaba la empresa. Los trabajadores estaban blanqueados, las empresas no tenían miedo de tomar gente y les costaban menos los aportes”, recordó.
Indicó, en tanto, que el registro de los trabajadores corta el cobro de los beneficios. “Por un lado falta mano de obra y por otro lado hay gente que sólo quiere trabajar en negro”, resumió ante la distorsión del mercado laboral.
Agregó: “Acá hay una institución muy grande que es la Afip, con la que no se pudo avanzar. Se intentó muchas veces, incluso con el Inym por la corresponsabilidad gremial, pero no hubo caso. El sistema no da lugar a modificaciones y es una lástima porque solucionarían muchos problemas no sólo en la yerba, sino en todas las otras producciones como el trabajo con citrus y la actividad forestal”, recordó.
Problema antiguo y burocracia
En tanto, Heriberto Friedrich, presidente de la Cooperativa Agrícola de Montecarlo, manifestó que la falta de trabajadores rurales ocurre todos los años. Y apuntó que hay fallas en la forma en que el Estado registra a los peones rurales.
“Ese inconveniente con los trabajadores sigue existiendo. La gente no se quiere blanquear porque, al incorporarse legalmente, luego cuando termina el trabajo, tardan tres o cuatro meses en ser dados de baja por el sistema. Por eso, la gente no tiene confianza y prefiere trabajar en la informalidad. Si el Estado nos exige a nosotros que tenemos que tener en blanco al personal, bienvenido sea, pero el Estado también debería registrar mejor cuando los trabajadores dejan de estar empleados”, razonó.
Enfatizó que “el problema siempre existió y cuesta encontrar gente que esté dispuesta a registrarse. En nuestra zona por lo menos, los contratistas ya tienen identificada a su gente y los tienen ocupados siempre. Pero hay un sector que está en la informalidad y a los que no se los puede tomar así, por todos los riesgos que existe para el productor”, rememoró.
Desde el sector yerbatero se había explicado que las demoras para reunir personal para realizar la tarefa, les pueden generar importantes atrasos en la entrega de materia prima. Así pueden perder turnos con secaderos o se arriesgan a sufrir la afectación del clima o de terceros (robos) en sus plantaciones.
En tanto, desde el sector citrícola, se advirtió que la falta de personal hace peligrar diversas variedades de fruta que van entrando en temporada de cosecha.
Semanas atrás, el productor citrícola Jorge Ranger apuntó que el problema de la falta de cosecheros podía ir en aumento y generar importantes pérdidas de frutas. “Hoy estoy cosechando con diez empleados, pero necesito diez más y no los encuentro. Ahora se viene la temporada de mandarina (okitsu) y es preocupante sino hay trabajadores”, comentó. Se explicó que si las frutas no son cosechadas en el momento necesario, después pueden pasarse y no servir.
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