“Tuve el ACV dormida y desperté pensando que era una pesadilla”
Tuvo síntomas previos pero no los reconoció. “Yo comía saludable, hacía actividad física y no fumaba pero vivía a mil por hora y dormía apenas dos horas por día”, admitió.
Apenas salió del estado crítico después de sufrir un Accidente Cerebro Vascular y Lisa Maidana decidió crear la Fundación “Nuevo Comenzar” para poder ayudar a otros a prevenir el ACV y, a los que lo sufrieron, a asesorar y acompañar en el tratamiento de rehabilitación.
En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, Lisa, que hoy tiene 51 años y tuvo el ACV a los 48, contó que “me pregunté el porqué me ocurrió, hacía actividad física y llevaba una vida saludable, comía bien y no fumé nunca. Pero tenía una vida en la que no descansaba lo suficiente y no vivía para mí. Dedicaba casi el día entero a mi trabajo y para la gente… amaba y amo lo que hago, estoy en el área de asistencia social. Pero nadie dimensiona lo importante que es descansar… yo dormía dos horas diarias porque mi cabeza no paraba nunca”.
En plena pandemia, el 27 de mayo del 2020, tuvo el ACV mientras dormía. “Tenía muchas responsabilidades laborales, uno lleva en el corazón el trabajo con la gente y no me daba cuenta que tenía que parar”.
“Ignoraba los síntomas”
Señaló que el ACV isquémico, que es el que ella sufrió, te da señales esporádicas, por ejemplo adormecimiento de una parte de la cara (hormigueo), del brazo o la pierna. “Pero es algo que va y viene y a veces uno no lo toma en cuenta, además yo ignoraba cuáles eran los síntomas de un ACV: como el fuerte dolor de cabeza que sentís como si tuvieras fuegos artificiales en tu cabeza. La verdad es que uno no lo dimensiona hasta que lo tiene, yo creía que estaba a salvo siendo relativamente joven con una buena vida, con actividad física, no tenía colesterol, ni diabetes… que son factores de riesgo. Tampoco había sufrido nunca de presión alta porque siempre había tenido presión baja; pero suele ocurrir, como me pasó a mí, que un pico de estrés desencadene el ACV”.
Ese día llegó a su casa a las 15 horas y se fue a dormir porque se sentía muy cansada y con mucho dolor de cabeza “evidentemente tenía la presión alta, sentía mi mano izquierda un poco adormecida pero pensé que no era nada. Tuve el ACV dormida y me desperté a las 3.30 de la madrugada del día siguiente, tuve una puerta muy larga de no asistencia. Cuando me desperté quise ir a la cocina a tomar agua porque tenía mucha sed, pude mover la pierna derecha pero no sentía la izquierda, toqué mi cuerpo del lado izquierdo y no sentía nada, pero pensé que estaba soñando y que era una pesadilla. Gracias a Dios no perdí la lucidez, me fui saltando a la cocina con la pierna derecha, así y todo no dimensioné que era un ACV. Volví a recostarme y llamé a mis hijas que estaban en el dormitorio de al lado pero no me escuchaban, pensé que estaba gritando pero la verdad es que apenas me salían las palabras. En ese momento mis hijas tenían 13 y 23 años. A las 7 de la mañana vino mi secretaria porque tenía una reunión a las 7.30 y le llamó la atención que no haya llegado a la oficina ni escrito nada en los grupos internos. Viviana fue como un ángel para mí, se dio cuenta que sufrí un ACV ni bien me vio”, recordó.
Un antes y un después
Lisa estuvo 20 días en terapia intensiva y desde hace tres años y medio está en rehabilitación. Todavía le quedan secuelas en la mano izquierda. “Hoy estoy abocada a dar a conocer a las personas los síntomas del ACV, porque así se pueden salvar muchas vidas. La prevención es salvar vidas y el ACV es la tercera causa de muerte en el mundo. Además, la rehabilitación es muy larga, difícil y muy cara”, destacó.
Según confesó, su vida cambió mucho, “antes iba a 120 y ahora a 40. Además, hago una cosa por vez y no como antes que estaba en mil cosas al mismo tiempo. Aprendí también a ver los problemas de otro modo: ya no me preocupo por los que no tienen solución. Trabajo mucho en mí: hago yoga y meditación”.
Pese a todo lo vivido, Lisa aseguró que “siempre fui una persona positiva y creo mucho en Dios y en el universo… aprendí a reírme de mis propias discapacidades. Quiero ser la persona que era antes pero con el conocimiento y la templanza que tengo ahora”.
Tercera jornada de Prevención y Concientización del ACV
Este viernes, de 9 a 12, la plaza 9 de Julio será el escenario de la Tercera Jornada de Prevención y Concientización del ACV, organizada por la Fundación Nuevo Comenzar con el apoyo y acompañamiento de diversos organismos e instituciones.
La médica gerontóloga, directora de Gerontología del Ministerio de Salud Pública, Mirta Soria, es una de las profesionales que trabajan sobre el tema y este viernes participará de la actividad. “La hipertensión es una enfermedad silenciosa, porque muchas veces no sentimos síntomas o tenemos un leve dolor de cabeza, por lo que debemos hacer controles periódicos”, señaló Soria al tiempo que advirtió que la sal es el peor enemigo del hipertenso.
Marta Sanabria, integrante de la Nuevo Comenzar, recordó que esa Fundación organiza charlas de concientización y se ocupa de gestionar turnos, traslados de ambulancia o conseguir silla de ruedas, muletas u otros elementos que pueden necesitar los pacientes tras sufrir un ACV. Por su parte, Lisa Maidana destacó que el ACV es la principal causa de discapacidad en el mundo y la tercera causa de mortalidad. “En Argentina, una persona sufre un ACV cada cuatro minutos”.
Maidana recordó las principales medidas de prevención: control de la diabetes y la presión arterial, alimentación saludable, actividad física, no fumar, dormir entre siete y ocho horas diarias “porque dormir es como el alimento del cerebro”, indicó.