Guachoo, un alfajor premium que llegó a Misiones a competir con los grandes
El alfajor, un producto argentino de lo más versátil, que no desentona en ningún ámbito, al punto de acompañar a niños en la escuela o servirse en delicados restaurantes, se trata de un postre o golosina que representa un emblema nacional. Con variedades que llegan a altos estándares de calidad, empresas lograron un gran crecimiento y reconocimiento, instalando variedades premium, con distinguidos colores negros y dorados.
En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, un grupo de jóvenes empresarios decidió apostar al dulce y creó Guachoo, un alfajor que apunta a un público joven que rompe con esta asociación de colores para indicar su calidad. Con pocos meses de salir al mercado, este producto de alto impacto comercial en la juventud, llegó a Misiones de la mano de Sebastián Kwatyrka y Sandro Cilingo, dos jóvenes empresarios que se dedican a la distribución de helados, entre otros productos.
Guachoo, es un alfajor premium que se instaló en el mercado rompiendo la tradición del packaging dorado o negro, cambiando por uno más colorido, cercano al público que apuntan y que fueron los primeros en acercarse al producto. Alfajores de tapa doble, con abundante relleno de dulce de leche y cubiertos de chocolate negro o blanco, la sensación en el paladar, al consumir el producto, es de un nivel que nada tiene que envidiarle a otras marcas con mayor trayectoria.
“Guachoo apunta a una imagen fuerte, que llame la atención, que genere la necesidad de probarlo más que nada y también apuntar a una generación un poco más joven que por ahí no relaciona o tratar de que no relacione a un alfajor premium (o lo que sea relacionado a los premium) con un color negro o dorado. Apunta a una imagen más tranquila con respecto a eso, pero si llamativa”, explicó a Economis, Kwatyrka.
La marca, de origen reciente, nació en medio de un contexto que no resulta del todo favorable para el emprendedurismo, de manos de jóvenes empresarios que decidieron apostar igualmente a la generación de empleo y a la creación de un producto de excelencia. “La empresa empezó a distribuir en su zona, Capital Federal, y automáticamente, a la semana que iniciaron la conocimos y después de varias reuniones, quedamos representando la marca en todo lo que sería Misiones y parte de Corrientes”, indicó Sebastián.
El clima misionero no es el más favorable para el transporte y logística de productos fríos, de repostería o que tengan incorporados productos como el chocolate. No obstante, Sebastián y Sandro contaban con la infraestructura y recursos necesarios para hacerse cargo de la distribución en la zona, debido a que trabajan, con anterioridad, con una conocida marca de helados que también se instaló recientemente en la región, Aloha.
“Teniendo una pequeña estructura de la cual le venimos desarrollando hace un año, empezamos la búsqueda de productos relacionado por el hielo dulce, relacionado a la forma de distribuir que nosotros tenemos, que obviamente con frío”, remarcó Sebastián.
Con una presencia reciente en el mercado, a pesar de haber tenido una excelente repercusión en el público apuntado, Guachoo todavía no cuenta con centros de distribución fuera de Capital Federal, por lo que Misiones es la primera provincia en contar con el producto a gran escala. “Hay locales de Santa Fe y Córdoba que compraron, pero son comercios chicos, no distribuidoras. Nosotros apuntamos, sabemos, lo probamos, por eso trabajamos el producto, sabemos que es de muy alta calidad, entonces confiamos en que va a tener una una buena repercusión en el mercado”.
Con un mes en el mercado misionero, los alfajores Guachoo llegaron a diferentes zonas de la provincia, como ser Bernardo de Irigoyen, Oberá, Alem, San Ignacio, Jardín América, algo de Candelaria, Garupá y Posadas, mientras que en Corrientes distribuyen en la zona de Virasoro y también parte de Ituzaingó. De esta manera, reparten a kioscos y autoservicios de la región entre 480 a 700 cajas semanales.
“La repercusión fue inmediata, las primeras personas que que se animaron a trabajar con el producto, volvieron a comprar. Eso es el primer indicador de que el alfajor tuvo circulación y el segundo indicador es que empiezan a comprar el mayor cantidad”, reflexionó el joven empresario.
Además de los circuitos comerciales convencionales, empezaron con una fuerte campaña en redes sociales, al igual que la empresa madre en Capital Federal, pero con libertad creativa para adaptar el mensaje a la idiosincrasia local. “Hace una semana abrimos la cuenta de Instagram, que es @Guachoo_Misiones, siempre con autorización de la empresa, con quienes tenemos una excelente relación”.
Esta red social les brindó una repercusión mayor y un contacto directo con el consumidor final del producto que empezó a consultar sobre los lugares donde pueden adquirir los productos. “Les indicamos los locales más próximos al domicilio o ciudad que nos dijeron de donde eran, para que lo busquen. También empezamos a distribuir de forma minorista dentro de Posadas, a través de nuestras redes sociales, donde nos piden el producto y lo enviamos a su domicilio”, señaló.
Al ser los primeros en traer la marca a Misiones, cuentan con una comunicación directa con la empresa, por lo que los interesados en adquirir el producto, son derivados a Sebastián y Sandro. “Tuvimos varias reuniones, pero la cuestión es que nosotros estamos haciendo mucha distribución y la gente que conoce la marca y consulta en Buenos Aires sobre la posibilidad de traer, les derivan con nosotros y automáticamente lo traemos, esa es la exclusividad que tenemos”.
“No tenemos dudas que este producto, el alfajor puntualmente, es un producto de muy alta calidad. El que prueba se da cuenta que hablamos de un alfajor premium a valores por debajo de otras marcas, que se distribuye y tiene su propia franquicia por toda la Argentina. Entonces va a tener un impulso, va a tener una una aceptación que ya la vamos viendo. Nosotros estamos ahora trabajando la zona norte de la provincia y seguramente vamos a estar llegando muy pronto por allá”, finalizó Sebastián.
Fuentes: Economis.