Apostaron al cooperativismo y salvaron una empresa que contiene a más de 30 familias misioneras
El cooperativismo es una herramienta a la que recurren muchos trabajadores que deciden, por diferentes motivos, iniciar una nueva etapa laboral en sus vidas. Son muchos los casos donde este sistema sirvió para la generación de empleos y sustento de cientos de familias, siendo una alternativa cada vez más recurrente y, a su vez, eficaz para motorizar las economías regionales.
En Puerto Rico, trabajadores de la ya extinta empresa Arminda, decidieron organizarse y crear su propia cooperativa de trabajo, para no detener la producción y continuar ganándose el pan. Así fue que, en 2015 surge la Cooperativa de Trabajo Bolsas Kraft, autogestionada por personal de esta empresa que bajó sus persianas y dejó a 70 personas sin trabajo.
Los años de experiencia en el rubro de los trabajadores, y al no haber una alternativa concreta para varios de ellos, hicieron germinar la idea de recuperar la fábrica. Gabriel Berón es el presidente de la Cooperativa y, en diálogo con Open 101.7, explicó cómo fue el proceso de transición de la empresa establecida a una sociedad cooperativa, donde la lógica administrativa era diferente. “Nosotros éramos, en la mayoría, maquinistas, gente que estábamos en producción, nunca se nos pasó en la cabeza, para nada, administrar una empresa”, señaló.
El primer paso hacia la conformación de la Cooperativa, fue la organización. De los 70 trabajadores que quedaron desempleados, sólo 24 formaron parte del proyecto y son quienes empezaron con la gestión de la matrícula, algo que confiesan se tramitó con celeridad. “La matrícula la obtuvimos bastante rápido, gracias a gestiones del Ministerio de Acción Cooperativa, quienes fueron muy importante para la formación y motivación de cada uno”, señaló.
No obstante, tardaron dos años en conseguir el CUIT y, con eso, la cuenta bancaria que les permitiría operar de manera comercial. Mientras que la parte administrativa se resolvía, los trabajadores y actuales socios de la nueva cooperativa realizaron capacitaciones para llevar adelante el nuevo emprendimiento, de la mejor manera.
Una vez que iniciaron las actividades tuvieron que empezar a conseguir los clientes, recuperar los que pudieron de La Arminda, debido a que varios de ellos consiguieron otros proveedores durante esos dos años que la fábrica estuvo sin funcionar. En la actualidad, la Cooperativa de Trabajo Bolsa Kraft cuenta con 25 clientes de Misiones y otras 15 de otras provincias, como ser Buenos Aires, Santa Fe, entre otras.
“Una vez que La Arminda dejó de producir, varios clientes consiguieron proveedores de Buenos Aires y Córdoba, pero al enterarse que volvimos a abrir la fábrica, ahora como cooperativa, algunos se de estos se cambiaron con nosotros y el resto no tardó en seguirnos”.
En la actualidad, la Cooperativa de Trabajo Bolsa Kraft opera con una capacidad de producción de entre 50 a 70 toneladas de papel por mes. “Somos 30 personas que vivimos de la cooperativa, es una fábrica bastante grande para la zona, de casi cinco mil metros cuadrados y con turnos de 8 horas de trabajo, es decir funciona desde las 6 de la mañana a las 14 horas, de forma ininterrumpida”, explicó Berón.
En el mercado misionero producen bolsas para industrias de Andresito y Jardín América que elaboran almidón de mandioca, mientras que los clientes de Buenos Aires compran envases para leche ovina, harina, al igual que Santa Fe y Entre Ríos. “De a poco se va ganando la confianza en el empresario, explicando bien que la competencia nuestra es muy buena. Nosotros tenemos una vara muy alta y tenemos que estar siempre a la altura de todo esto, porque envasamos alimentos”, declaró.
Durante la pandemia, el incremento de la venta de harina y almidón los ayudó a posicionarse mejor, debido a la alta demanda de envases. No obstante, la creciente inflación los obligó a bajar la rentabilidad y adaptarse a los cambios, debido a que el papel también tuvo un incremento de precios importante en los últimos años, algo que impacta directamente en el envase.
“Hoy nuestro envase es 60% papel, el costo del papel es de ese porcentaje y el resto debe manejar diferentes costos y nuestro margen de ganancia se achica, pero tratamos de pagar las cuentas, de no quedar descubiertos, pero nos impacta”, advirtió.
No obstante, señaló que se mantienen positivo y entienden que la situación es crítica en gran parte del mundo, no sólo a nivel local. “Nos informamos y vemos que toda Latinoamérica y todo el mundo incluso está pasando un momento muy duro”.
Bajo esa lógica, desde la cooperativa buscan continuar con sus trabajos y ver la manera de recuperar y aumentar la rentabilidad que supieron tener. De los 70 trabajadores que tuvo La Arminda, sólo 24 quedaron para conformar la cooperativa y, tras cinco años de trabajo ya son 32 las personas que trabajan, adquirieron maquinaria nueva para aumentar la producción y están en proceso de incorporar gente joven, de capacitarlos y explicarles como funciona el trabajo cooperativo.
“Acá somos todos dueños, todos tenemos los mismos derechos y responsabilidades, pero en el día a día funciona como una empresa. Tenemos tareas administrativas, control de stock y muchas otras prácticas que ni siquiera se hacían con la anterior empresa y ahora lo hacemos”.
A pesar de todas las ventajas que les brinda el trabajo cooperativo, Berón explica que es difícil ponerse de acuerdo, pero que también deben luchar con la estigmatización del sistema de trabajo que adoptaron. “El sistema cooperativo está mal visto, nosotros vemos en nivel nacional eso, por eso nosotros estamos tratando de demostrar que sí funciona. Hemos aprendido de las cooperativas que tenemos acá en frente, en Paraguay, en Brasil, que sí funciona, que hay una intención clara, que se invierte”.
Por ello, reitera la importancia de la inversión dentro de la cooperativa, que es igual que en cualquier empresa, de bajar los excedentes, de la capacitación y de seguir creciendo. “Tenemos la vara muy alta, porque nuestra competencia es muy buena; por ejemplo, sólo en Misiones, tenemos fabricantes de envases en Posadas y Leandro N. Alem, que es para sacarse el sombrero por lo bien que funcionan es lindo ver eso, porque es una competencia sana, nos llevamos bien”.
Por último, destacó la cultura del trabajo del misionero y de las oportunidades que hay en la provincia para emprender, invertir y proyectar. “Estamos en una provincia diferente, los misioneros somos diferentes, tenemos que estar orgullosos de lo que hacemos, ser exigentes, exigir a nuestros gobernantes ser cada vez mejores, en una provincia tan linda como la nuestra y para nosotros es un orgullo formar parte”, concluyó.
Información: Economis.