Empresa radicada en Misiones apuesta a la nano y biotecnología para el desarrollo de productos sanitarios

En el imaginario colectivo, hablar de nano partículas suele transportar a la idea de bots, electrónica y robótica, como una apuesta a un futuro que, sin que se hable tanto al respecto, es cada vez más cercano. Estas nuevas tecnologías ya empiezan a utilizarse para el desarrollo de productos de higiene, sanitarios y hasta los alimentos que se consumen en el día a día.

En la ciudad de Apóstoles se encuentra Nano Soluciones S.R.L., una empresa creada por Claudio Taglialegne, un investigador de oficio y apasionado de la química y bioquímica, que supo potenciar su curiosidad e interés por la ciencia, rodeado de mentores profesionales del área y que lo llevaron a impulsar el desarrollo de una amplia y diversa gama de productos.

Los inicios datan del año 2012, cuando Claudio es contactado por una empresa de productos de limpieza en Rosario, ciudad donde residía en aquellos años, y que buscaba reemplazar la lavandina por un producto innovador. Eso lo llevó a instalar un laboratorio, junto a un amigo ingeniero y empezaron a investigar sobre alternativas en diferentes partes del mundo.

Durante la investigación encontraron que empresas europeas y estadounidenses ya empezaban a hablar del uso de nano partículas y, después de leer un informe de un especialista de Buenos Aires que hablaba sobre las bacterias resistentes y el problema que generaba en la salud del mundo, es que encontraron el rumbo a seguir.

Las infecciones intrahospitalarias fue la punta del hilo que decidieron seguir para investigar y donde se encontraron con el uso de metales, más específicamente la plata y su poder bactericida. “Calculá que los romanos, en la antigüedad, usaban una moneda de plata en los recipientes de agua para su potabilización, eso me llamó la atención”, explicó Claudio.

Ese descubrimiento lo llevaron a continuar con la investigación. Fue un largo proceso de prueba y error que le significó, además del tiempo invertido, mucho dinero y materiales, hasta encontrar una técnica para disolver el metal en el agua. “No de una sal, como puede ser el nitrato de plata, si no a partir de la barra metálica de plata. Desarrollamos un proceso y disolvemos directamente en una solución acuosa, las nano-partículas de plata”, explicó.

Una vez conseguido el producto, empezaron a mejorarla y ver la manera de llevar ese trabajo de escala laboratorio a escala industrial, algo que consiguieron con éxito y que fue el principio de otros productos, como el uso de nano partículas de cobre para reemplazar los antibióticos que se les da a las aves de consumo, en los criaderos o el desarrollo de un repelente que sea de uso apto para niños pequeños y embarazadas.

Hace tres años, tras conocer Misiones, más específicamente Apóstoles, Claudio decide trasladar la empresa a la tierra colorada, donde trabaja con dos contadores y un investigador del CONICET, el doctor Guillermo Castro. Actualmente trabajan con una cosmética de Leandro N. Alem, mientras continúan con el desarrollo de productos a través de la nano y biotecnología.

La nano tecnología para uso sanitario

“La nanotecnología es la manipulación de la materia a una escala muy pequeña, estamos, hablando de la manipulación de moléculas y átomos. Esta manipulación y las propiedades que tiene la materia a la nano-escala, difiere mucho de lo que conocemos con la materia en la escala tradicional, por ejemplo, uno de los productos, el primero que estuvimos desarrollando tenía que ver con poder combatir las bacterias intrahospitalaria”, explica Claudio.

En esa línea, advierte que, en ese rubro, las bacterias desarrollan resistencia a los productos tradicionales, algo que la pandemia puso de relieve en la situación crítica que estan los seres humanos. “Porque las bacterias en realidad van desarrollando mecanismos de resistencia a los antibióticos que se fueron desarrollando”, advierte.

Es por eso que decidieron desarrollar productos con nano partículas de plata. Se trta de un desinfectante de superficies para áreas hospitalarias, que se pueden atomizar en el ambiente. “Dentro de estos microorganismos, los más difíciles son los aeróbicos, o sea los que están flotando en el aire, que se adhieren a la ropa, a un mueble, a cualquier objeto o a las manos del profesional del área de salud y son trasladados de un paciente a otro. Esto es lo que genera que, el 30% de las personas que están en terapia intensiva, hoy pueden tener un riesgo de muerte”, reflexionó.

Para tener una idea de la escala en la que trabaja esta empresa, un glóbulo rojo tiene las dimensiones de 3.500 nanómetros y las partículas de plata que utilizan es de 1,6 nanómetros.” Es como si fuera un proyectil, que en el caso de las bacterias o los virus que rondan los 40 y los 50 nanómetros, puede penetrar en este microorganismo y por un mecanismo de oxidación, lo elimina”.

De esta manera, ese microorganismo se asfixia y se disuelve la capa lipídica que lo envuelve, por lo que tiene un doble mecanismo de acción de eliminación de bacterias y, lo más importante, es que es inocuo para las personas y para el medio ambiente. “No tiene olor, no mancha, está considerado ecológico por la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos o sea, tiene un montón de características que lo diferencian de productos tradicionales”.

Enlaces profesionales

Claudio explica que, a pesar de no contar con una formación profesional académica, se rodeó siempre de especialistas que lo guiaron y acompañaron en el desarrollo de cada producto en el que trabajaron desde la empresa. “Donde surge una necesidad, nosotros hacemos un desarrollo con tecnología innovadora”, sentencia.

Esto lo llevó a trabajar con farmacéuticos, bioquímicos, ingenieros y otros profesionales que aportaron, desde su lugar para construir las soluciones que busca brindar a la comunidad, desde su emprendimiento. “En el caso del probiótico, por ejemplo, hay nutricionistas, farmacéuticos, investigadores del Conicet, etc. Ttodo producto, siempre tiene el aval de profesionales, nunca sale un producto sin esa condición”, asegura.

 

Fuentes: Economis

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