Apuesta voluntaria a favor de la conservación de plantas nativas.
Horacio Fariña es docente y desarrolló un vivero comunitario en su terreno. La idea es cultivar mil plantines de árboles autóctonos para donarlos a escuelas y paseos públicos.
Horacio Fariña es profesor de Historia y lleva adelante una radio escolar en San Pedro, actividad que encara con compromiso, dedicación y esfuerzo.
Estas cualidades nuevamente las pone de manifiesto al crear en su casa un vivero vecinal y tomar un desafío por el bien común: cultivar mil plantas de especies nativas para plantarlas por la ciudad.
El vivero tiene el nombre de ‘Ñande Vivero’, haciendo referencia al espacio como comunitario. La iniciativa de producir mil plantas de árboles nativos este año con el único fin de donarlas, surgió luego de una entrevista en la radio escolar Séptima Estrella.
En esa charla, Néstor Fariña junto a su esposa Olga, compartieron al aire la experiencia que llevan adelante con un vivero voluntario en Ituzaingó, Corrientes, con el cual aportaron para la reforestación de una extensa franja en la zona de la represa Yacyretá.
“Néstor es mi hermano y decía que el proyecto puede ser replicado en pequeña o mediana escala, en cualquier lugar. Siempre decimos que nos gustaría ver a nuestro pueblo con especies nativas y vemos que en las plazas existen especies exóticas como pino elliotis, la idea es comenzar gradualmente a cambiar esas especies por árboles nativos que embellecen el lugar”, indicó Horacio, sobre cómo nace la idea del vivero, en diálogo con El Territorio.
Horacio relató que no contaba con conocimiento para la tarea pero igualmente asumió el desafío y mediante el asesoramiento brindado de forma virtual por Néstor, comenzó a ejecutar la propuesta que a paso firme toma forma en la parte posterior del terreno donde reside, en barrio 10 de Noviembre.
En el vivero ya es posible observar a algunas especies en plena etapa de crecimiento mientras que otras, tímidamente asoman sus primeros brotes, para la felicidad plena, tanto de Horacio como de los niños del barrio que de inmediato se sumaron a ayudar.
La repercusión entre los vecinos fue muy positiva, y en especial lo que resulta enriquecedor, es la participación de los niños del barrio. “No sólo pasa por el trabajo voluntario de ellos sino esto de inculcar la conciencia ambiental, les gusta cuando conocen cómo germina la planta, el proceso para tornarse en un árbol de 40 metros. Veo que falta inculcar a los niños el cuidado por la naturaleza”, reflexionó el docente.
El vivero
El espacio ya cuenta con 400 plantines y la meta es llegar a mil este año, entre las especies se encuentran cedro misionero, incienso, lapacho, anchico, ceibo, cañafístola, entre otras.
“Estamos en un proceso de aprendizaje y con la colaboración de los vecinos llevamos adelante las actividades que consisten en conseguir los materiales, las semillas, llenar las macetas, ir sembrando y cuidando. Ya tenemos almácigos con varias especies sembradas y macetas en crecimiento. Este año queremos llegar a mil ejemplares para que sean donados el año próximo cuando cumplan su ciclo en el vivero”, señaló.
‘Ñandé Vivero’ representa un fuerte aporte a la conservación de especies autóctonas y busca mitigar el impacto de la contaminación y la deforestación, aumentando la cantidad de árboles en distintos espacios, además de propiciar la educación ambiental.
Envases plásticos
El vivero fue construido con elementos reciclados y los vecinos realizan una campaña para recolectar los envases plásticos de leche y yogur, que sirven como macetas. En ese sentido solicitan a la población colaborar con la recolección de estos elementos.
Todos los plantines serán donados a escuelas y otras instituciones que quieran reforestar espacios verdes, orillas de arroyo, ruta y caminos.
En las distintas etapas que conlleva el cultivo en vivero de especies nativas, la mayor satisfacción es observar el desarrollo de las plantas, puntualizó.
“Es lindo ver las plantas creciendo, y estoy muy contento también con lo que se está generando a nivel social, es algo que me da felicidad, que eso era el objetivo también, colaborar con la naturaleza y que sea un lugar que haga feliz, soñamos con un San Pedro donde todas las veredas, plazas, espacios verdes y costas estén poblados de árboles nativos”, cerró con emoción Horacio.
Fuente: El Territorio.