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Copa Sudamericana: ¡El Halcón voló hacia la final!.

Florencio Varela está de fiesta. Y lo bien que hace. Y lo mucho que tiene que celebrar. Y lo fuerte que deben golpearse el pecho esos hinchas que, en la previa, ya alentaban desde afuera. Seguramente, gritaron y saltaron como lo hicieron sus jugadores en el campo de juego. Porque escribieron una página histórica. Porque se metieron al club en una final internacional por primera vez en la historia.

Esos jugadores quedaron a un peldaño de lo más alto de la Copa Sudamericana, pero esa clasificación será más recordada aún por la forma. Defensa supo armar un carnaval en ese primer tiempo de colección. Lo tomó de la mano a Coquimbo, lo sacó a bailar, lo mareó. Lo pasó por arriba con fútbol y contundencia. Lo vapuleó con goles, en lo táctico, en lo estratégico, en lo anímico. Después, en la segunda parte, le descontaron y le metieron un tiro en el travesaño. Pero nunca estuvo en peligro su triunfo. Lo hecho en los 45 minutos iniciales fue demasiado para los chilenos.

Tiene todo el derecho del mundo el hincha del Halcón para delirar. Y de sentirse orgulloso por la manera en que su equipo escribió una página inolvidable, y encima invicto hasta aquí. Y qué decir de quien animó esos pasajes del festival: Braian Romero. Letal, infalible, de una clase notoria para elegir dónde colocar la pelota. Imparable en las terminaciones y para armar juego desde atrás. Subido a su estupendo momento, metió ¡tres goles! y alcanzó nueve en la Copa, más los tres que hizo en la Libertadores…

No jugó solo: tuvo grandes socios. Walter Bou lo asistió dos veces y Larralde brilló desde su claridad. Ellos tres, los mejores, fueron respaldados por un equipo que se puso rápido de pie tras arrancar perdiendo. Dos minutos después del grito de Farfán, Pizzini puso las cosas 1-1. Y cuando comenzó el show de Romero, todo se le hizo mucho más fácil al Halcón. Ya 2-1 arriba, se florearon los de Varela. Movilidad, desmarque, espacios que aparecían naturalmente, buen trato de pelota, cambio de ritmo. Hubo triangulaciones. Y hubo, también cierta ayuda de Coquimbo, que defendió en línea y perdió casi siempre. Defensa generó y aprovechó espacios con un juego mucho más fluido que en la ida.

El ritmo del Halcón no fue el mismo en la etapa final. De hecho, Coquimbo se adelantó varios metros y llegó al descuento. El Halcón, que dio pasos atrás en el campo, ya no manejó la pelota como antes. Sintió la salida de Larralde. Así, esperó para tratar de lastimar de contra. No pudo, Pero la paliza del primer tiempo ya habia cocinado a Coquimbo. E hizo historia. Lo espera Lanús.

Con información de: Olé.

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