Medios nacionales hacen eco del éxito de la diversificación productiva en Misiones

El medio Clarín publicó una nota realizada al productor Aldo Gruber. Un tractor, agricultura, yerba mate, ganadería vacuna y porcina, un tambo manual, una incipiente producción forestal y un modesto aserradero fueron los comienzos. Actualmente, constituye un conglomerado agroindustrial diversificado.

La diversificación productiva en Misiones surgió como una estrategia clave para impulsar un desarrollo sostenible y preservar la biodiversidad. Tradicionalmente, la provincia se destacó por su producción yerbatera. Sin embargo, la apertura a nuevas formas de cultivo les permitió a los agricultores y empresarios explorar una amplia gama de actividades económicas. Esto no solo reduce la dependencia de un solo sector, sino que también contribuye a la conservación del entorno natural.

Este hecho trae numerosos beneficios ambientales. En primer lugar, al reducir la presión sobre un solo cultivo o actividad, se minimiza la degradación de los suelos y la erosión, lo que promueve una agricultura más sostenible. Además, al incorporar prácticas de manejo más variadas, se fomenta la biodiversidad en la región, ya que diferentes cultivos y actividades pueden albergar una amplia variedad de especies.

La diversificación también puede conducir a la adopción de prácticas agrícolas más amigables con el ambiente, lo que disminuye la necesidad de pesticidas y fertilizantes químicos. En última instancia, ayuda a preservar la calidad del agua y el aire. En resumen, la diversificación se erige como una estrategia inteligente para proteger el entorno mientras se estimula la economía regional.

Los ojos del país, de nuevo en Misiones

Recientemente el diario Clarín realizó una nota a un productor local, quien contó su experiencia sobre la diversificación en la chacra y los beneficios de aplicarla. A continuación, el reportaje completo:

En Misiones, hacen ciclo completo con sistema silvopastoril y tienen su venta directa de carne

Comenzaron hace casi 50 años con una pequeña chacra, en Eldorado. Hoy combinan forestación, cría y recría en los bosques, engorde en feedlot, y un aserradero que produce y exporta productos de madera.

Corría 1976 y en una chacra de 25 hectáreas, en el departamento Eldorado, Misiones, una empresa familiar daba sus primeros pasos. Un pequeño tractor, agricultura, yerba mate, ganadería vacuna y porcina, un tambo manual, una incipiente producción forestal y un modesto aserradero fueron los comienzos, donde “cortábamos en un mes lo que ahora cortamos en media hora”.

Así lo cuenta Aldo Gruber, uno de los cuatro socios del grupo que lleva su apellido, iniciado por su padre hace casi 50 años en esa chacra y que, actualmente, constituye un conglomerado agroindustrial muy diversificado. A las plantaciones forestales, el aserradero y la producción de maderas para distintos usos, se suma producción porcina, ganadería vacuna de carne en sistemas silvopastoriles (SSP), un feedlot y producción de granos.

Con sus cosechas de maíz, sorgo, pasto elefante, girasol y soja abastecen su fábrica de alimentos balanceados, destinados al engorde a corral. Todo organizado en función de un ciclo productivo que recicla los residuos y los convierte en energía para el aserradero y compost para fertilizar los suelos, en un ejemplo de economía circular amigable con el ambiente.

Crisis, vacas y forestación

“Fuimos creciendo siempre en la misma dirección, empujando el carro todos juntos e incorporando distintas cosas, porque lo que vale son las ganas de hacer algo”, dice Aldo. El aserradero y la remanufactura de la madera (perfiles de madera, y componentes de mueblería y para la construcción), que se exporta a Estados Unidos, China, Brasil y Centroamérica, representa la mayor parte de su facturación. “Es como un frigorífico: el árbol sería la vaca y ahí se empieza a desmenuzar. De una misma tabla, salen productos a tres continentes distintos, según el producto de que se trate”, detalla.

El empresario explica que el sistema silvopastoril comenzó con la crisis de 2001. “Teníamos madera vendida que no podíamos cobrar, entonces pensé: si yo tuviera carne podría darles a mis empleados 20 kilos por mes y no le puedo dar un paquete de madera. Así decidimos incursionar en la ganadería y desde ahí comenzamos a crecer”, repasa.

En realidad, fue la compra de la estancia La Emilia en 1997, unas 6000 hectáreas ubicadas en la zona este del departamento Eldorado, la base para que el Grupo Gruber se iniciara en los SSP. Allí comenzaron a plantar algunas forestaciones que cubren menos de la mitad de su superficie.

Referentes ganaderos

Este establecimiento, que semanas atrás fue escenario de una jornada a campo organizada por el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), tiene un relieve de cerros y valles. Aquí y en las cimas de las elevaciones están los lotes, conectados entre sí por caminos internos, donde conviven especies forestales, pasturas megatérmicas y ganado Brangus, Braford, Brahman y Criollo.

“Tenemos otras propiedades (6.000 hectáreas) dispersas en otras zonas, pero en La Emilia está todo junto. En ganadería no puedo tener 20 hectáreas desparramadas en distintos campos; en la forestación uno cambia las máquinas del lugar y ya está”, señala Aldo, al contar por qué fue allí que pudieron iniciarse en los SSP. A poco de tomar posesión del campo, en 1999, los Gruber comenzaron a plantar pinos, algo que ya hacían en otras de sus propiedades desde mucho antes.

Considerando todas las tierras del grupo, actualmente 1800 hectáreas están bajo SSP, otras 600 son forestaciones aún no convertidas a SSP y 480 son pasturas a cielo abierto o claros, entre los bosques, donde la vegetación nativa más raleada, se combina con pasto estrella. También, hay otras 230 hectáreas donde cultivan los granos y pasto elefante. El 75 por ciento de todas las propiedades es vegetación nativa.

Estrategia de diversificación productiva en Misiones

En 2004 se incorpora la ganadería vacuna en La Emilia, como una estrategia de diversificación y a fin de vender carne a los trabajadores del grupo. Comenzaron con cría en los bosques de pino implantados. A partir de 2008/2009 se incorporó genética bovina de calidad y en 2018 se comenzó a aplicar inseminación artificial a tiempo fijo (IATF).

A partir del 2009 empezaron a producir caña de azúcar, maíz y pasto elefante, todos para cosecha de planta entera. Se instalaron bateas a cielo abierto para suplementar a los animales y para terminar aquellos con destino a faena.

Poco después, incorporaron el feedlot, que comenzó a cielo abierto. En 2013, iniciaron la primera etapa de construcción de un tinglado para albergar los corrales, que se completó en 2016, junto a la construcción de unos silos tipo bunker. Así, en una zona de grandes lluvias, el tinglado contribuyó a simplificar el manejo en los corrales.

Producción integrada

El ingeniero industrial Cristian Gruber, responsable de Ventas del aserradero y de Gestión de Proyectos de la empresa, explica que “de a poco se fue creciendo en cantidad de madres, agrandando el plantel, reponiendo y vendiendo muy poco. Es como plantar un árbol: hay que esperar unos cuantos años antes de poder cosechar algo”, ejemplifica.

El sistema silvopastoril de La Emilia combina ganado Brangus, Bradford, Brahman y Criollo con pasturas megatérmicas en lotes de pinos

Y agrega: “Al realizar una producción integrada desde la cría hasta la faena y comercialización, se busca optimizar el recurso forrajero en cada etapa (cría, recría y engorde), sobre todo del pasto, que es lo más económico que tenemos. Con los años se amplió la superficie con pasturas con en el sistema silvopastoril, y en otros lotes a cielo abierto”.

Tras el destete, con siete meses y 150 kilos de peso, los terneros pasan a un feedlot, para iniciar los planes sanitarios y acostumbrarlos al manejo a corral. Durante 45 a 60 días se hace una recría estabulada y se los marca. Luego vuelven al campo para finalizar la recría durante 12 meses y finalmente regresar al feedlot para el engorde. Sumando los animales de todas las categorías, hay en La Emilia unas 3000 cabezas vacunas.

Pesos de entrada y salida

Para el engorde manejan dos pesos de entrada para los terneros: 260 a 270 kilos para lograr un novillo liviano de 340 a 350 kilos, y unos 390 kilos para lograr novillos pesados. “En este caso, el objetivo es producir animales con pesos mayores y hacer más kilos a campo. En vez de animales de 260-270 kilos recriados para ingresar al feedlot, buscamos terneros de unos 350 kilos, para agregarles 80 a 100 kilos más a campo y que luego pasen a los corrales. Eso permite vender mayores volúmenes de carne, con animales pesados de entre 400 y 450 kilos, que llegan a faena con menos de 2 años, respetando los parámetros de terneza exigidos”, explica Cristian.

La dieta del feedlot se compone de una mezcla de silo de maíz y/o pasto elefante, maíz en grano, soja y expeler de girasol, con el agregado de urea y bionúcleo. Los ingredientes y las proporciones dependen de la disponibilidad y de los precios.

Para producir novillos livianos utilizan el macho entero joven (MEJ) que se termina alrededor del año de edad y con esta estrategia seleccionan algunos toritos de reposición.

Las categorías vaquillona, novillo y MEJ reciben la misma dieta de terminación, con una marcada diferencia en el desarrollo de los MEJ con respecto a los novillos, sin diferencias de calidad entre ambas categorías.

Hacen silajes, a los que le agregan fermentos para mejorar conservación, la digestibilidad y la metabolización de los productos, porque “necesitamos estabilizar la oferta forrajera para la cría, suplementando a las madres para que no caiga su condición corporal y, en el área de feedlot, para poder iniciar el ciclo de engorde”, explica Cristian.

Luces y sombras

Además de la suplementación, buena parte del planteo es silvopastoril. “Hay algunos sectores, los menos, que son a cielo abierto; la mayoría es silvopastoril, con pasturas megatérmicas como brachiaria brizantha, MG-5, colonión, gatton panic y pasto estrella”, cuenta el productor.

Cristian explica que “como hay una un juego de luces y sombras, dentro de los bosques, no es tan fácil elegir determinado pasto. Hay lugares que son más pedregosos, otros que tienen más bañados o son de tierra más colorada. Cada pastura se adapta distinto a cada suelo, por lo que se hicieron varias pruebas, para saber cómo se comporta cada pasto, cuál es el que rebrota antes o resiste mejor las heladas o el sobre pastoreo, para mejorar la competencia con las malezas”. Las pasturas, una vez que sale el ganado, descansan hasta que semillan y se resiembran naturalmente.

“Los novillos terminados en La Emilia se faenan en un frigorífico de la zona y tenemos dos bocas de expendio, donde vendemos nuestra carne. Es carne misionera que se consume Misiones: ese es el objetivo, producir los granos y darle el valor agregado con la producción cárnica, llegando el consumidor”, destaca Cristian.

Por otra parte, tienen integrada la producción de carne y los subproductos. “La cama que genera el feedlot se levanta periódicamente con dos destinos posibles va al biodigestor para producir energía o al aserradero, donde, como subproducto de la caldera, tenemos la carbonilla de la combustión. Ambos residuos se mezclan y se produce una especie de compost que se utiliza como abono para el campo”, señala.

Paso a paso

Los pasos para establecer un SSP incluyen la elección de la especie forestal en función del sitio, el material genético, la preparación y habilitación del suelo, la densidad y espaciamiento entre las plantas, la plantación de la pastura, y la incorporación de los animales.

El componente forestal del SSP de la estancia La Emilia es el Pinus taeda Marion, plantado en 1986, con una densidad inicial de 1500 plantas por hectárea, en una superficie aproximada de 8,8 hectáreas, que el Grupo Gruber recibió al comprar la propiedad, en 1997.

En la conversión de la plantación forestal pura a un SSP en La Emilia se partió de una densidad inicial de 1500 plantas por hectárea y se hicieron cinco intervenciones de poda a los 1, 2,5, 4, 5,5 y 7 metros y 3 raleos con una extracción de 30 por ciento de las plantas en cada uno. En el tercer raleo, el criterio de selección se basó en extraer los árboles con mayores dimensiones de copa, para favorecer la entrada de luz.

Para producir novillos livianos utilizan el macho entero joven (MEJ) que se termina alrededor del año de edad.Para producir novillos livianos utilizan el macho entero joven (MEJ) que se termina alrededor del año de edad.

Primero las pasturas, luego los animales

A los 20 años de edad de la forestación, en 2006, se realizó otro raleo y se sembraron las pasturas, con una densidad de 2 a 3 kilos por hectárea. El predio se mantuvo cerrado para que la pastura se autosiembre, durante el primer año. Al año siguiente ingresaron los animales, priorizando a los terneros, en el primer año de implantada la pastura. La densidad forestal actual del SSP es 102 plantas por hectárea, con una luminosidad de 50 por ciento.

En 2010, con la densidad de pino existente, se plantaron especies forestales nativas y algunas exóticas, a fin de aumentar la biodiversidad del SSP y producir madera para aberturas. La densidad inicial de estas especies fue de 500 plantas por hectárea, destacándose las especies Cañafístula, Loro negro, Cedro, Toona ciliata y Guapurubú.

Allí se realiza pastoreo rotativo, según la oferta forrajera, principalmente con novillos de recría, con carga animal variable, dado que se trata de un lote de transición para los animales, antes de su terminación en el feedlot.

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