Un grupo de amigos y sus memorias de los inicios del pueblo en el monte
San Pedro festeja hoy su aniversario con actividades desde las 8
En la previa a los festejos, pobladores de la Capital de la Araucaria se juntaron para recordar historias del obraje y describir cómo era la ciudad maderera décadas atrás
La localidad de San Pedro, Capital de la Araucaria, cumple hoy 142 años de su fundación. Un pueblo pujante pero que nació en pleno monte y gracias al esfuerzo de los pioneros actualmente presenta desarrollo y progreso constante.En ese marco y para repasar la historia local, un grupo de sampedrinos que se autodenominan “Los Yabotiseros” se reunió después de muchos años para celebrar y recordar la época en la que la Colonia Yabotí era una potencia industrial.
Días previos al cumpleaños de la ciudad, Nara Da Cruz Álvez, Nélida Belgaro y los hermanos Ramón y Milton Ortiz se encontraron a compartir un almuerzo en el que recordaron la infancia en lo que fue Paduan y Yabotí, dos extintos centros de producción de madera. El Territorio los acompañó y fue testigo de un sinfín de historias y anécdotas de los albores de la localidad.
Con excepción de Nélida, los demás regresaron a su pueblo de origen después de haber trabajado en otras localidades. El reencuentro fue muy emotivo, repleto de risas y mucha nostalgia. En todo momento los cuatro demostraron sentir satisfacción de haber vuelto y permanecer para acompañar el crecimiento de la ciudad.
Durante las primeras décadas de fundación, la explotación de madera hizo potencia a varios puntos del departamento, millones de metros de madera nativa fueron sustraídos en los comienzos de lo que se denominó como el extractivismo. De ello, sólo queda alguna que otra vieja estructura donde funcionaron empresas ubicadas lejos de lo que hoy es la zona urbana y en medio de la selva.
En los inicios, el obraje significó el ingreso salarial de cientos de familias por un período de tiempo que duró entre 20 a 50 años porque, como todo recurso natural que no se explota de manera controlada o razonable, se agota.
De esta manera, la economía de los pocos pobladores giraba en torno a dos grandes madereras, una conocida como “Paduan” o “Pan-Paduan” y la otra “Yabotí”. Ambas fueron instaladas en plena selva, a unos 34 kilómetros de la zona urbana de San Pedro en la década de 1940 y representaron a las más grandes industrias que funcionaron en el municipio.
Hoy todo ese sector de tierras pertenece a la Reserva de la Biosfera Yabotí.
El grupo recordó que en el lugar trabajaban más de 350 personas, entre obraje y fábrica, que entre otras manufacturas fabricaban escarbadientes, láminas y aserraban madera.
“Dentro del monte había un aeropuerto, una escuela, un club social, una hermosa iglesia, un gran campo de fútbol, ahí nació mi pasión por el fútbol”, contó Milton.
“El lugar era algo pujante, había mucha plata, teníamos todo lo que uno puede necesitar en un lugar tan remoto. Veníamos a pie a conocer el centro del pueblo por la ruta 14”, agregó el hombre que es reconocido en San Pedro por dedicar tiempo voluntario en su escuela de fútbol con la que sacó a cientos de niños de la calle.
Asimismo, recordó aquel espacio dentro del monte en el que vivían unas 1.000 personas, contando a los hijos de quienes allí trabajaban.
“Yo venía caminando desde Brasil a visitar a mi hermano y veía las pisadas de yaguareté. En 1974 cayó nieve. Me acuerdo que volvía al país vecino y me caía la nieve, sacudía la cabeza y seguía. También en esa época el fútbol era un motivo de fiesta, venían equipos de Brasil a jugar con nosotros. El deporte era algo que se inculcaba, teníamos el equipo Club Atlético San Francisco de Yabotí y en camiones veníamos a jugar al pueblo, era un fanatismo sano”, señaló.
Según relataron, otras de las familias que vivió en la organizada villa llegó desde Brasil, por lo que hoy se conoce como el Paso Internacional Pepirí Guazú.
En aquella época se cruzaba por agua cuando estaba bajo el río, lo hacían a pie sobre las piedras y cuando crecía pasaban en canoa.
Aprender a trabajar la madera
Al raconto histórico se sumó Nara Da Cruz Alvez. “Mi papá estuvo en el obraje y aprendió a trabajar en la fábrica Paduan, estuvimos ahí cuatro años, de golpe se terminó todo y vinimos al centro del pueblo en busca de nuevos horizontes, las calles eran de barro no lo que es hoy”, explicó con detalles.Y continuó: “Fueron años muy difíciles porque veníamos de una ciudad pero encontramos gente buena, el trabajo en el obraje, en la fábrica, era lo que había, la madera generaba muchísima riqueza, Yabotí era como una mini ciudad”.
A los 19 años de edad la mujer -por razones laborales- se mudó a Posadas y tras vivir 35 años en la capital provincial pudo cumplir el sueño de regresar a sus raíces sampedrinas.
El cierre de las fábricas según este grupo ocurrió ante la escasez de madera por la que los socios comenzaron a retirar sus acciones, hasta el quiebre total de las empresas entre los años 1981 y 1982.
Esto significó el desarraigo para muchas de las familias que debieron buscar otras alternativas, mudándose a otra localidad o país vecino inclusive.
“En la época de mi infancia todo era madera, abundancia y riqueza, pienso que muy poco quedó acá. Todo pertenecía a grandes terratenientes que se llevaron todo a Buenos Aires o Santa Fe, por esto San Pedro demoró mucho en salir adelante pese a esa riqueza”, remarcó Da Cruz.
Migrar
Las familias, al quedarse sin la única fuente de ingresos económicos para subsistir, migraron y fue la época donde se formaron nuevas colonias, ya que aquellos pobladores que se quedaron en San Pedro adquirieron un pedazo de tierra y comenzaron a apostar por la yerba mate. Así nacieron algunas de las actuales colonias cercanas a Yabotí, asentadas entre los yerbales.
“Mi mamá no quería salir de allá, ya éramos casi los últimos que quedamos, no había ningún servicio. Mi mamá trabajaba en la parte de administración de los aserraderos, luchó mucho para criarnos. Fue desolador ver como todo aquel imperio, algo que casi era increíble imaginar, terminó en la quiebra y no quedó nada”, sumó al relato Ramón Ortíz.
“En el 85 conseguí trabajo en el pueblo y le traje a mi mamá para el centro de la ciudad”, recordó el hombre, quien tenía 15 años cuando se cerró la fábrica y debió buscar otro trabajo.
Nélida, si bien no nació en San Pedro sino en Bernardo de Irigoyen, vivió desde los 4 años hasta los 12 años en la Colonia Yabotí, después su familia regresó a Irigoyen. Más tarde ella partió rumbo a Buenos Aires y después estuvo muchos años en Francia, donde conoció a su compañero, el italiano Jorges Maciero con quien lleva más de 30 años casada. Hace poco más de un año se mudaron a Posadas, donde viven actualmente. La mujer no se quiso perder este encuentro, aunque admitió que le costó reconocer al San Pedro que tenía en su memoria con este que vio tras una primera visita después de muchos años.
“En 1991 vine de visita, fuimos hasta el Yabotí pero no había más nada, el pueblo así como está hoy no lo conocía, no reconocí el lugar. Está todo muy cambiado y lindo”, dijo mientras admiraba el contexto.
Esta mirada no sólo de Nélida sino también de Jorge, pone en valor el esfuerzo que realiza la unión de un crisol de razas, de pioneros e inmigrantes que llegaron de varios países y no midieron diferencias y sumaron fuerzas para alcanzar progreso.
Acto, misa y desfile
San Pedro cumple hoy 142 años, fecha donde los habitantes hacen un alto en sus actividades para rendir homenaje a los pioneros y reconocer el esfuerzo realizado.
Así, a las 8 comenzará el festejo con el izamiento de la bandera y colocación de ofrenda floral en la plaza Los Fundadores. También se celebrará la santa misa en la parroquia San Pedro Apóstol y se realizará el acto con desfile cívico sobre avenida Güemes, frente a la Gendarmería Nacional.
Fuentes: ElTerritorio.