La mitad de los argentinos teme que sus parejas los espíen con aplicaciones secretas
Uno de cada 10 argentinos encuestados reconoció que su pareja les ha solicitado que instalen una aplicación de monitoreo, según reveló una encuesta realizada de forma simultánea en más de 20 países
Una encuesta realizada a nivel mundial sobre stalkerware, softwares “espías” que se instalan en los dispositivos móviles sin que la víctima se dé cuenta, reveló que al 48 % de los argentinos les preocupa que su pareja viole su privacidad digital haciendo uso de dichas herramientas y así controlar la vida privada sin consentimiento.
La encuesta fue realizada con más de 21.000 participantes en 21 países, entre ellos la Argentina, con el fin de conocer sus actitudes hacia la privacidad y el acoso digital en las relaciones de pareja, un factor asociado a casos se violencia doméstica y maltrato psicológico.El trabajo realizado por la gigante rusa de seguridad informática Kaspersky reveló que la mayoría de los argentinos, concretamente el 81%, no cree aceptable monitorear a su pareja sin su consentimiento.
América Latina se destacó como la región en donde espiar a la pareja es menos aceptable (8%), resultados que contrastaron con la cifra de Asia-Pacifico, donde 24% de los consultados estarían de acuerdo en realizar este seguimiento, mientras que, en Europa, la cifra es de 10%. Andrea Fernández, gerente General para Latinoamérica de Kaspersky, dialogó con Télam sobre el stalkerware, estrechamente asociado a los casos de violencia doméstica y al maltrato psicológico. Andrea Fernndez gerente general Regin SOLA Kaspersky
.¿Cómo surge la iniciativa de realizar este trabajo de investigación?
Es importante crear conciencia sobre el creciente pero desconocido problema de stalkerware para ayudar a las víctimas y orientar a organizaciones que brindan ayuda a la comunidad, sobre cómo apoyar a las personas afectadas por esto. El stalkerware es un software espía, distribuido libremente, que se instala en los dispositivos móviles sin que la víctima sepa o se dé cuenta que está instalado. De esta manera, permite monitorear y rastrear toda la actividad de la víctima. A nivel global, el stalkerware está asociado a los casos de violencia doméstica y maltrato psicológico de las víctimas, por ello, el uso de este tipo de softwares no debe ser visto únicamente desde una perspectiva técnica, sino como una forma más de abuso, principalmente hacia las mujeres. En este contexto Kaspersky presentó los resultados de un estudio llamado “Acoso Digital en las Relaciones”, el mismo que incluyó una encuesta a personas de todo el mundo, incluyendo a Argentina. El objetivo de este estudio es saber qué tanto se conoce de este software espía entre los usuarios de nuestro país y averiguar las actitudes de los argentinos sobre el uso de esta tecnología.
¿Qué opinión tiene sobre los datos de Argentina?
Observamos que entre los argentinos existe una actitud generalizada entre hombres y mujeres, de que no es aceptable monitorear a su pareja sin su conocimiento -81% de los encuestados dio esta respuesta-. Pese a ello, casi la mitad de los encuestados (48%) respondió que le preocupa que su pareja viole su privacidad digital, haciendo uso de programas de stalkerware. También destaca que solo 5% de los argentinos consultados respondió que en algunas circunstancias es aceptable monitorear a su pareja sin su consentimiento. Estas circunstancias son: si creyeran que su pareja les está siendo infiel 55%; si ese espionaje o seguimiento está relacionado con la seguridad de su pareja 56%; si creyeran que su pareja está involucrada en una actividad delictiva 50%.
¿Existió algún dato revelador? ¿Cuál fue y por qué?
Hay un dato que resulta revelador: en Argentina, 11% de los encuestados reconoció que su pareja les ha solicitado que instalen una aplicación de monitoreo y 30% de las personas que dio esta respuesta admitieron que han sufrido abusos por parte de sus compañeros sentimentales. Esto confirma lo que explicábamos en un inicio y es que el stalkerware está asociado a casos de violencia doméstica. Otro dato que nos llamó la atención es que 30% de los argentinos admitieron que no saben qué es el stalkerware, lo que nos indica que existe una mayoría que sí sabe que este tipo de software existe y conoce para qué se utiliza.
¿Por qué aumenta aceleradamente la oferta de estas herramientas espías?
El stalkerware es un software espía que cualquier persona con acceso a Internet puede comprar en una tienda de aplicaciones. Son vendidas por compañías registradas de forma legal y se comercializan, por ejemplo, bajo la apariencia de soluciones para monitorear la actividad online de niños y/o empleados. Es importante resaltar que este tipo de softwares no pueden compararse a los que se utilizan para el control parental. Éstos nunca ocultan su actividad ni su propósito, se notifica a los usuarios siempre que sus datos son requeridos por un tercero. Nada se oculta. En el caso del stalkerware, la herramienta cuenta con mecanismos que la mantienen oculta en el dispositivo con lo cual detectarla es complicado. No hay ninguna intención de hacerlo visible. Una vez instalado, emplea mecanismos para que la aplicación permanezca oculta en el teléfono. Por ejemplo, una vez instalado, emplea mecanismos que permiten que la aplicación permanezca oculta en el teléfono, como ocultar el ícono de la aplicación stalkerware en el menú del teléfono e incluso eliminar sus propios registros y limpiar cualquier rastro que haya dejado. El objetivoes dar visibilidad de este problema, para que las personas sepan de su existencia, conozcan cuáles son las características para reconocer si su equipo móvil pudiera estar intervenido y qué hacer en ese caso.
¿Cómo trabajan desde las organizaciones y las empresas para frenar el crecimiento de estas herramientas y para poder garantizar seguridad?
En 2019, la empresa cofundó junto con otras nueve organizaciones la Coalición Anti Stalkerware (CAS) que hoy cuenta con 40 miembros pertenecientes a los cinco continentes. Se trata de organizaciones integradas por expertos que trabajan en diferentes áreas relevantes, incluido el apoyo a las víctimas, defensa de los derechos digitales, la seguridad informática, la academia, la investigación de seguridad y la aplicación de la ley. La Coalición tiene como objetivo mejorar la detección de la industria del stalkerware, el aprendizaje mutuo de organizaciones y empresas sin fines de lucro y aumentar la conciencia pública. Nos da mucho gusto anunciar que, desde este año, América Latina está representada en la Coalición por Luchadoras, ONG mexicana especializada en atender a víctimas de violencia digital; ellas jugarán un papel fundamental en difundir este tema y, sobre todo, en ayudar a las víctimas. La INTERPOL es otra de las instituciones que recientemente se unieron a la CAS. Además, a principios de 2020, Kaspersky actualizó su solución Kaspersky Internet Security para Android con una advertencia de “Alerta de privacidad”, la cual notifica a los usuarios cuando se instala stalkerware en sus dispositivos y explica los peligros que este plantea. En noviembre de ese mismo año, también lanzó una herramienta gratuita para detectar el stalkerware y spyware instalados en teléfonos inteligentes y tabletas, sin que el perpetrador sepa que tal control se está llevando a cabo.
Violencia de género y una nueva batalla digital
La directora de la ONG mexicana Luchadoras -atención a víctimas de violencia digital y primer organización Latinoamericana en integrar la Coalición Anti Stalkerware- , Lulú Barrera, reflexionó sobre la problemática del stalkerware y la directa relación con la violencia de género que viven las mujeres en América Latina.
Según la encuesta, el 48 % de la gente en Chile y Argentina temen vivir vigilancia con softwares tipo stalkerware de parte de sus parejas. “El espionaje que viven las mujeres por parte de sus parejas es una violación a sus derechos humanos, es una invasión a la privacidad y a la intimidad”, sentenció Barrera.
¿Qué opina sobre problemática del stalkerware y los resultados de la encuesta de Kaspersky?
Para Luchadoras, organización feminista que da atención a la violencia cibernética contra las mujeres, los resultados de la encuesta 2021 de Kaspersky son de alarmante preocupación, pues reflejan la profundidad de la violencia de género que viven las mujeres en América Latina. Y confirman tendencias que hemos observado en nuestros procesos de atención a sobrevivientes de violencia digital en México. La violencia machista tiene un nuevo frente de batalla, el digital. Las mujeres no están seguras en Internet, e incluso en contexto de confinamiento, donde la mayor parte de los espacios de socialización y desarrollo profesional se trasladaron a Internet, la violencia hacia las mujeres por parte de sus parejas se extendió a la vigilancia en los dispositivos tecnológicos. Esta es una forma de control que deja evidente que la violencia es estructural y las desigualdades de género se extiende a los espacios digitales.
¿En qué porcentaje estas herramientas “espías” afectan a las mujeres?
En la región, Brasil y México figuran entre los 10 países donde esta práctica invasiva de vigilancia no consentida contra las mujeres, se registra con mayor frecuencia. La realidad de otros países latinoamericanos también nos preocupa: el 56 % de las personas encuestadas en Perú, y el 48 % en Chile y Argentina temen vivir vigilancia con software tipo stalkerware de parte de sus parejas. En México esta tendencia de acoso cibernético se confirma también con datos de la encuesta sobre Ciberacoso (MOCIBA) levantada por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI), que reveló que el rastreo de cuentas o sitios web, es más reportado por las mujeres (17.3 %) respecto los hombres (15.4 %). Además, no solamente más mujeres han vivido esta forma de vigilancia, sino que es la agresión que las mujeres han vivido más frecuentemente (21.2 %), a diferencia de otras agresiones que experimentaron una vez o pocas veces.
¿Esto también es considerado violencia de género? ¿Qué reflexión puede hacer al respecto?
El espionaje que viven las mujeres por parte de sus parejas es una violación a sus derechos humanos, es una invasión a la privacidad y a la intimidad, y se da en contextos de relaciones de violencia donde el control es una forma de coerción, que otorga más poder a su acosador y profundiza la relación de poder que existe entre ambos. Esta forma de violencia digital es evidencia de las formas de la masculinidad tóxica que se extienden al espacio web. En México, las principales personas agresoras de acuerdo con la MOCIBA son los hombres, que atacan tanto a mujeres como varones a través de diferentes formas de ciberacoso. El 59,4% de los agresores de los hombres son otros hombres, y el 53,3% de los agresores de las mujeres son hombres también. La violencia sexual, una de las formas más preocupantes de la violencia de género, afecta a las mujeres en Internet desproporcionadamente.
FUENTE: Agencia de Noticias Télam