Grupo Gruber: diversificación permanente, de la madera a la energía

“De niño, entre 10 o 12 años ya tenía la ilusión de tener mi camioncito, mi aserradero, tractor y motosierra. Incluso jugábamos que teníamos nuestro propio camión con un carrito que usábamos para traer la leña para la cocina de nuestra mamá”, cita Gerardo Gruber el menor de los socios fundadores del Grupo Gruber.

El Grupo Gruber es una empresa familiar formada por dos generaciones en la que se interrelacionan la forestoindustria, la ganadería y la agricultura y ahora la energía. Actualmente la planta se encuentra en la ruta provincial 17, en el Kilometro 31, en el departamento Eldorado.

Sus comienzos fueron en el año 1976 en Santiago de Liniers, Eldorado-Misiones, donde tres hermanos se unieron para seguir un sueño y forjar algo perdurable. Caracterizados desde muy jóvenes por su pasión y dedicación, gracias al apoyo familiar y amigos nació “Establecimiento Don Guillermo SRL”, un aserradero que trasciende en el tiempo y permitió a estos hermanos expandir sus horizontes empresariales y dedicarse a varias actividades productivas.

Una de sus principales actividades es la forestación, en su mayoría representada por plantaciones de pino que son acompañadas durante 20 años. Un periodo de tiempo en donde las plantas toman la energía del sol y la convierten en biomasa arbórea, gracias a la práctica de manejo que se realiza se obtiene madera de calidad.

Los rollos que se obtienen de las forestaciones se destinan a la actividad central de la empresa: la industria donde se transforman en una amplia gama de productos que se comercializan, tanto en el mercado interno como en el externo.

Desde el 17 de agosto de 1976, que se aserró la primera tabla, cada corte de madera es una pieza de esta gran historia. A lo largo del tiempo se fueron abriendo varios mercados para agregar valor a la madera, particularmente fue de interés especial para la familia las construcciones en madera.

Por lo que a finales de la década de los 90 nació la esencia de “Cabure-í SRL”, una combinación perfecta entre la naturaleza y la arquitectura. Por lo que desde los hogares que cobijan familias hasta los espacios que enriquecen a la comunidad, cada estructura creada fusiona la solidez de la madera con los sueños de cada cliente. Para Cabure-í, la madera es más que un material, es el lenguaje de la creatividad con el que se materializan los proyectos.

Los procesos industriales que se llevan a cabo en la empresa generan residuos que son aprovechados por una planta de generación de energía eléctrica por biomasa. Este es un proceso en donde la energía contenida en la biomasa pasa por varias transformaciones y se convierte en electricidad, que permite autoabastecer la industria y contribuir al crecimiento de toda la comunidad, hacia un mañana más verde y sostenible.

Es una de las empresas que está trabajando con la licitación de energía eléctrica que es parte del programa RenMDI de la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico, que busca hacer una diversificación de la matriz energética del país para que haya fuentes renovables que no sean solo base petróleo. Por eso se buscó apuntar a las energías renovables. Son proyectos que se licitaron hasta veinte megavatios, en el caso del Grupo Gruber el proyecto de biomasa es de tres megavatios.

Respecto a la licitación es un proceso en el que hay que hacer varios trámites, varias protecciones que hay que colocar, hacer varios estudios eléctricos, ver el impacto ambiental para poder hacer la firma del contrato y poder entregar la energía eléctrica. Es un programa parecido con respecto a los programas anteriores que son los programas a renovar, pero tiene sus particularidades.

En esta oportunidad es un proyecto que va a consumir biomasa, que sería aserrín, viruta, corteza y con eso se va a generar energía eléctrica y vapor para el proceso del secado de la madera. Toda la energía que no se consuma en la empresa se va a vender al sistema nacional.

Estos proyectos están en varios lugares del país y son de contratos a quince años a un monto fijo, la venta se hace a CAMMESA y esta es la que después hace el pago de eso.

Un proyecto positivo que genera una demanda adicional de biomasa, ya que hay bastante oferta en la zona, le genera un valor agregado y mejora las condiciones de la estabilidad eléctrica en puntas remotas de la provincia de Misiones. Además se genera energía renovable.

El grupo Gruber, apostó desde sus comienzos a una diversificación productiva. Es así que se dedica también a la producción de carne y yerba mate.

El cultivo de la yerba mate, al igual que con las forestaciones, se acompaña desde los primeros momentos de campohasta el momento de la cosecha, con la responsabilidad que conlleva la producción de un alimento, desde la familia Gruber están orgullosos de formar parte de esta cadena productiva tan importante para la identidad de los misioneros.

Mientras que la producción ganadera se lleva a cabo en la “Estancia La Emilia” ubicada sobre ruta 17 km 31. El nombre es en honor de la Oma, madre de los hermanos Gruber quien transmitió incansablemente los valores vigentes del trabajo y la constancia a toda la familia.

En la Emilia durante todo el año se trabaja en la producción de ciclo completo de ganado bovino, porcino y bubalino. La de mayor magnitud es la producción bovina, se desarrolla casi en su totalidad en sistemas silvopastoriles, que son cuidadosamente manejados para alcanzar la mejor calidad de pasturas, mayor bienestar animal y una mejor eficiencia productiva.

La producción porcina, se desarrolla dentro de corrales que aseguran mejores condiciones de salud, higiene y bienestar de los cerdos. Para cada una de las categorías existen instalaciones específicas que permiten atender constantemente las necesidades de cada etapa del ciclo productivo y además brindar una mayor comodidad a los trabajadores.

Para la alimentación animal, la empresa cuenta con su propia producción de fibra y grano. Se destina una proporción de la superficie a la agricultura, principalmente dedicada a los cultivos de maíz, sorgo y pasto elefante. La producción de fibra pasa por un proceso de ensilado para asegurar su conservación y así contribuir también a estabilizar la oferta forrajera. Los granos, se combinan de diferentes maneras en una planta de alimentos balanceados, que ayuda a tener una mejor organización y planificación de la alimentación de los animales.

Así como sucede en la industria forestal, los residuos que genera la actividad ganadera, son gestionados y utilizados para devolver al suelo materia orgánica y vida microbiana.

Esto se realiza mediante la elaboración y posterior distribución de compost, el cual además se mezcla con ceniza, que es obtenida luego del proceso de combustión que sucede en la planta de generación de energía. Esta práctica no solamente aporta fertilidad al suelo de los cultivos, sino que también contribuye a la captura de carbono en el suelo, sumándose a la enorme cantidad ya capturada por las forestaciones.

Cada uno de los procesos llevados a cabo, en las diferentes producciones, busca ofrecer productos de calidad diferenciada al mercado y tiene un fuerte compromiso con la naturaleza. Una importante proporción de la superficie del Grupo Gruber se mantiene con vegetación nativa, contribuyendo así a la conservación de la biodiversidad, a un mejor flujo de los ciclos del agua y nutrientes y a la mitigación del cambio climático.

Conjuntamente la empresa incorpora constantemente cambios tecnológicos que ayudan a hacer más eficientes los procesos, y así reducir los impactos ambientales que genera naturalmente toda actividad humana, construyendo un futuro donde la huella ecológica sea apenas un rastro,y una promesa a las generaciones venideras.

Más allá de las producciones que integran y dan vida al Grupo Gruber, lo que realmente lo sostiene son las personas. Una familia, dos generaciones y más de 500 empleados, que día a día trabajan a la par, con esfuerzo y determinación. Una empresa familiar inserta en una comunidad que la vio crecer y a la que provee con mucho orgullo, entre otras cosas, dos de las necesidades básicas de todos los seres humanos: alimento y vivienda.

Desde aquel pequeño sueño en 1976, hasta la realidad de hoy, el Grupo Gruber ha crecido, evolucionado y mantenido intactos sus valores fundamentales. Exportando y abasteciendo el mercado interno, siempre enfocados en la calidad de sus productos y el compromiso con las personas. Cada pieza de madera aserrada, cada estructura construida y cada rincón de campo cuentan una historia, pero también hablan de un futuro sostenible. Más que una empresa, se trata de una familia unida por una visión.

El Grupo Gruber

Corría el año 1973, Gerardo, Aldo y don Mark Gruber compraron una máquina carpintería combinada (sierra circular + garlopa) que se movía con la toma de fuerza del tractor FIAT U25.

A pedido de la tía Hilde Gruber de Hübner, quien tenía un local de venta de fotos y cuadros fabricaron bastidores para cuadros hechos de chapadur y marco de madera pintado de color negro mate.

En 1974 compraron de Puerto Esperanza la primera sierra, una sierra sin fin de carpintería volante de 70 cm, con el objetivo de cortar los listones de carpintería. Al momento de comprarla, los hermanos también pensaron en usarla para cortar “toquitos”, subproductos de la chacra. A raíz de esta idea, Aldo y Gerardo construyen un carrito precario, todo de madera, y logran cortar unos tocos menores con gran dificultad.

Con esa sierra, también cortaron troncos de paraíso y con dichas tablas hizo Gerardo su primera cama. De ahí surgió la idea de fabricar camas y venderlas a la mueblería “La casa del hogar” de Sonia Unewehr. Al tener gran demanda en fabricación de camas, surgió la necesidad de comprar más maquinaria.

Un vecino conocido, Don Emilio Hapke, sugirió a Aldo instalar una sierra tipo catre y le comentó que su cuñado le había fabricado en una oportunidad, una sierra similar, de tipo serrucho que funcionó bien pero ya estaba en desuso. Al ir a ver a esta persona, don Köbler, dijo que únicamente tenía las roscas para ajustar la medida del corte. El resto de la máquina era de madera y ya no estaba en condiciones de ser usada.

Don Köbler, recomendó a los hermanos Gruber, que visiten a Rodolfo Überall, de Victoria 20. Él tenía en venta una sierra tipo catre antigua, hecha toda de hierro que nunca había armado. La misma estaba abandonada en un tungal, dentro de la “capuera”.

Don Überall dijo que no contaba con todas las piezas y que no estaba seguro si el sistema de avance de carro estaba presente. Al revisar la máquina, pudieron ver que faltaban varias piezas, entre ellas las roscas que don Köbler les había dicho que tenía en condiciones pero no sabía si estaban todas. A pesar de esto y de no contar con dinero, los visionarios hermanos querían comprar dicha máquina. En esta oportunidad, interviene Doña Emilia Meisser, su madre, y pide prestado el dinero a su tío, Guillermo Meisser, quien accede y da un préstamo de $10.000.

Don Überall fue quien llevó la sierra catre al lugar donde aún hoy se encuentra, bajándole en el potrero el 1º de Mayo de 1976. Ni bien bajaron la máquina, pusieron gasoil en los ejes para que se vayan ablandando y como cada día, se fueron a trabajar a la chacra.

Esa misma noche y varias noches consecutivas, los jóvenes se dedicaban a aflojar y limpiar las partes oxidadas bajo las luces de una lámpara de aceite “petromax”, para obtener las piezas en condiciones para el armado y posterior instalación de la esperada sierra.

El 2 de Julio 1976 construyeron con hormigón la base del volante del excéntrico y para los primeros días de agosto de ese año, habían terminado de armar la sierra con carro completo. Un sábado de tarde, específicamente el 14 de Agosto de 1976, hicieron la primera prueba de corte de un rollo de paraíso, obteniéndose un resultado poco satisfactorio, porque la hoja de sierra no tenía filo.

Un amigo, Alfredo Angermeier, llevó la hoja a afilar, ya que él tenía también una sierra similar y conocía quién podía hacer ese trabajo. Finalmente el 17 de agosto de 1976 cortaron exitosamente un tronco de paraíso de 45 cm de diámetro, fecha de fundación.

Un sábado por la tarde, con ayuda de amigos y sus tractores, se cortaron a cielo abierto dos troncos de laurel y marmelero para la construcción del galpón. Con ayuda de su hermano mayor, Alfredo Gruber, quien en ese momento estudiaba y trabajaba en Córdoba, terminaron de construir el galpón el fines del 76, mediante la inversión realizada para las chapas del galpón, Alfredo se incorpora al proyecto y luego, los tres hermanos Gruber, iniciaron los trámites para la inscripción de un permiso de aserradero, para poder comercializar la madera. Hasta ese momento, la madera se comercializaba a través del aserradero de Francisco Bemetz.

Desde ese momento la familia en constante trabajo, esfuerzo y perseverancia fueron forjando algo más que una empresa, un sueño que empezó desde un carrito de madera para llevar leña a la madre, hoy cuenta con una historia enriquecedora, que abastece en alimento y vivienda a gran parte de una comunidad.

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