Fundaron una cooperativa yerbatera hace 40 años, apoyan a los guaraníes y ganaron la «Experiencia del Sabor en la Ruta de la Yerba Mate»
En la 17° edición de Caminos y Sabores, que se desarrolló del 6 al 9 de julio en el predio ferial de Palermo, esta organización se llevó el premio a la mejor yerba mate con palo en el marco del concurso “Experiencias del Sabor”, donde un jurado de expertos y el público eligen los mejores alimentos de diferentes rubros.
Ubicada en la localidad de Comandante Andresito, Departamento de General Belgrano al norte de la provincia de Misiones y cerca de las Cataratas del Iguazú, esta agrupación fue compuesta por productores que llegaron a fines de la década del setenta a esa localidad. La asamblea constitutiva se llevó a cabo en agosto de 1983 ante la presencia de 92 productores.
Al principio, esta organización funcionaba solamente como secadero de yerba mate y en los años noventa se incorporó todo el ciclo de procesado y hasta se creó una marca propia, lo que generó una mayor identificación aún por parte de los socios.
“Tengo un cariño especial por esta organización, por eso decidí sumarme no solo como productor, sino también como parte del directorio, porque mi padre siempre nos inculcó que la cooperativa es nuestra”, resalta Krawczuk.
“Somos una cooperativa integrada que va desde el productor hasta la yerba en góndola”, acota Lucas Gnoato Masoneves, a cargo de la comunicación de la entidad. Describió que manejan “toda la cadena, recientemente obtuvimos certificación IRAM de Buenas Prácticas de Manufactura para el molino y el depósito y, en breve, también vamos a certificar el secadero. Todo esto implica monitorear toda la trazabilidad del producto y tiene que ver con un proceso de mejora continua para saber qué estamos despachando a cada cliente, a la vez que genera más confianza en el consumidor”,
Cada 16 de octubre, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) celebra el Día Mundial de la Alimentación (DMA). En 2022, la cooperativa fue elegida como uno de los ejemplos de buen trabajo vinculado a la producción de alimentos.
“El espíritu del DMA consiste en visibilizar a los verdaderos hombres y mujeres involucrados en la producción de alimentos, quienes se ponen al hombro la tarea de generar productos de calidad para toda la sociedad”, asevera Elizabeth Kleiman, responsable del área Sistemas Agroalimentarios Sostenibles de la FAO.
Al respecto, agrega: “En esta línea, entendemos la importancia del consumo de productos locales y estamos trabajando para la consolidación de mercados y cadenas cortas de comercialización. El objetivo es seguir generando acciones entre el sector público y privado, revalorizando las economías regionales y el trabajo de la mujer rural, y promoviendo el arraigo territorial de los jóvenes”.
La yerba mate se cosecha desde mayo hasta septiembre y las plantas son productivas de forma eficiente a los 8 años edad. Los productores de la cooperativa tienen un rinde promedio de entre 8.000 y 10.000 kilos de hoja verde por hectárea y la organización los apoya con combustible para la zafra, la compra de fitosanitarios, de abonos, de las bolsas para la yerba y les garantiza la adquisición de toda su producción.
“En 2022 se recibieron 22 millones de kilos de hoja verde, cifra que representa un crecimiento respecto de otros años que no se llegaba a 20 millones, y hemos producido casi 500 mil kilos de yerba envasada”, enumera Krawczuk.
La cooperativa también tiene un rol social: recibimos escuelas para contarles acerca de la yerba, estamos muy relacionados con las actividades del municipio y, además de los 120 trabajadores directos que hay, son más de mil familias que tienen lazos con la organización”, resalta.
A su vez, la entidad además forma parte de la iniciativa turística “La Ruta de la Yerba Mate” y está vinculada con la comunidad guaraní Kaagüi Pora 1, a través de un convenio de cooperación recíproca para revalorizar la cultura guaraní y la yerba.
La comunidad organiza visitas para mostrarle al turista el mate guaraní y el proceso ancestral de la yerba mate”, describe Gnoato Masoneves.
“El visitante va a la comunidad y participa de todo el proceso, por ejemplo del secado artesanal con fuego y de la molienda, y nosotros desde la cooperativa apoyamos en la visibilización de esa propuesta y vamos implementar una tienda online donde también se podrán comprar artículos que vende la comunidad”, enfatiza.
También la cooperativa organiza recorridos por la planta explicando el procedimiento de la yerba desde que entra como hoja verde hasta que se envasa, lista para consumirse.
“Realizamos experiencias sensoriales con el mate cocido a través de una cata liderada por un guía que conecta olores y sabores con recuerdos y sensaciones”, comenta Krawczuk.
“Trabajamos mucho también con los chicos porque queremos que conozcan el proceso de la yerba y también lo importante que es cuidar el ambiente; se los lleva a los yerbales y se difunde la cultura guaraní”, señala.
A la vez, buscan “valorizar el municipio como lugar turístico porque el mate llega al 90% de los hogares argentinos pero hay mucha gente que no conoce nada de la yerba, como por ejemplo que se necesitan 3 kilos de hoja verde para lograr un kilo de yerba lista para tomar”.
“Nos distingue el sabor de monte porque los cultivos están rodeados de selva, lo cual genera algo diferenciador en relación a la yerba producida en el sur de Misiones” explica Krawczuk.
“Además nosotros secamos a nuestra manera con un control preciso de lo que hacemos”, destaca.
El proceso es el siguiente: llega la hoja verde (recién cosechada) e ingresa al secadero para detener el proceso de oxidación. Luego pasa a un secadero en cinta para un realizar un secado lento que dura 4 horas y media, para por último pasar a la canchadora, que es una molienda gruesa.
Esa yerba “canchada” va a su estacionamiento, proceso que incide de forma directa en el sabor, ya que cuanto más tiempo se estaciona, más suave es esta infusión. Recién luego del estacionamiento va a la molienda y finalmente al envasado.
En cuanto a los proyectos a futuro, uno de ellos es encarar la producción orgánica, para lo cual ya han comenzado a trabajar en concientizar a los productores acerca de esta nueva forma de producir y que es algo que demanda el mercado. Para este y otros temas, cuentan con el apoyo del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) para el mantenimiento de los suelos, e incluso para el manejo de la planta.
“Producir de forma orgánica es un proceso de cambio de conciencia y que tiene beneficios ambientales y económicos”, reflexiona Gnoato Masoneves, y agrega que hoy realizan la molienda a un socio que hace producción agroecológica y que esto ya es un primer acercamiento al cambio.
“Trabajando acá se aprende todo el tiempo, como productor y como socio”, resume Krawczuk. Y concluye: “Veo el crecimiento a través de los años y lo siento como propio, es un orgullo formar parte de la cooperativa”.