Un peritaje caligráfico determinó que se manipularon piezas del «Caso Cuadernos»

Un peritaje caligráfico ordenado por el juez Marcelo Martínez de Giorgi determinó este lunes que un amigo del exchofer del Ministerio de Planificación Federal Oscar Centeno, que tuvo en su poder cuadernos que derivaron en la apertura de una causa y que contenían información sobre supuestas coimas, escribió sobre ellos.

Se trata de Jorge Bacigalupo, el expolicía que tuvo bajo su custodia los referidos cuadernos antes de que fueran entregados a la justicia y quien había sido llamado a indagatoria en la causa que investiga la existencia de manipulaciones en el material del denominado «Caso Cuadernos».

«La letra de las sobreescrituras en el caso denuncias por el empresario Armando Loson, es de Bacigalupo», informaron fuentes judiciales acerca de la pericia realizada por la División Scopometría de la Policía Científica, que comprobó la existencia de «leyendas agregadas y enmendadas» en el Cuaderno 7.

Además, se informó que tras recibir el informe, el juez ordenó la extracción forense de los dispositivos móviles y electrónicos secuestrados en casa de Bacigalupo el día que lo allanaron en el marco de esta investigación.

En la causa «Cuadernos», iniciada a partir de las anotaciones de Centeno, fueron enviados a juicio la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, además de exfuncionarios de su Gobierno y empresarios, por supuestos pagos de sobornos.

En noviembre pasado, la Vicepresidenta fue sobreseída en otra causa derivada del mismo caso luego de que el juez Julián Ercolini determinara que no se encontraron «elementos que permitan establecer la existencia» de pagos de los empresarios de obra pública Francisco Valenti y Enrique Pescarmona.

De acuerdo al informe perital, de 23 fojas, al cual tuvo acceso Télam, se comparó la caligrafía presente en los cuadernos de la investigación con un archivo de la Caja de Retiros, Jubilaciones y Pensiones de la Policía Federal Argentina, donde se encontraba el legajo de identidad de Bacigalupo y un expediente, que consta con escritura manuscrita del peritado.

También se trabajó a partir de constancias manuscritas secuestradas en el domicilio de la calle Moldes, en la ciudad de Buenos Aires, obtenido en el allanamiento de la vivienda, domicilio de Bacigalupo, que comprendía «agendas, anotadores y papelería varia» y se obtuvo a «los fines de establecer el carácter o no de indubitado de los mismos».

A eso se sumó un «cuerpo de escritura obtenido en sede tribunalicia» durante el transcurso de este año, donde se verifica que «las características morfológicas se mantienen al igual que las combinaciones de signos del modelo cursivo con el de imprenta».

En estas muestras se encontró la «enmienda en algunos signos literales tales como la ‘y’, ‘r’, ‘n’, tachaduras, varianzas de inclinación, presionado», que indicaría «falta de espontaneidad» que «puede ser atribuido a un estado de nerviosismo del acto propio», de acuerdo al documento firmado por el Comisario Alejandro Matías Centofanti, Jefe de la División Scopometría, la Inspectora Analía Noemí Ojeda y los peritos de parte Guillermo Latour, Gastón Latour y Jorge Baz.

Por otra parte, el informe destacó que el trabajo a través de muestras fotográficas, «pese a tratarse de muestras obtenidas de los cuadernos originales, imposibilitan a los peritos adentramos en el estudio» de los escritos, que «solo pueden ser analizados en el sustrato original».

«En consecuencia, si se contara efectivamente con el material original para la examinación, sería posible recabar una mayor cantidad de elementos valorativos que permita elevar el grado de asertividad en el colofón presentado», amplía.

El Tribunal Oral Federal 7 es quien tiene en una caja fuerte las piezas que aparecieron en 2019, custodiadas por la Policía Federal, y se negó a entregar los originales para este análisis solicitado por Martínez de Giorgi en mayo.

El 5 de junio, Bacigalupo se presentó en los tribunales de Comodoro Py junto a su abogada para realizar un extenso cuerpo de escritura en el marco de la declaración indagatoria de la causa que el juez Martínez de Giorgi cursa en torno a la investigación de la posible manipulación de los cuadernos.

El expolicía y remisero fue quien tuvo en su poder los cuadernos cuya autoría se le atribuye a Centeno hasta que se entregaron a Justicia y dieron origen al llamado «Caso Cuadernos», una causa penal en la que fueron enviados a juicio la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, además de exfuncionarios de su Gobierno y empresarios, por supuesto pago de sobornos.

El magistrado lo convocó en el marco de un expediente en el que se investiga si los cuadernos de Centeno fueron adulterados o reescritos por una mano distinta a la suya, tal como denunció un empresario cuyo nombre aparecía en esos textos y lo confirmó luego un peritaje ordenado por la Justicia.

En marzo pasado, el juez Marcelo Martínez de Giorgi allanó la casa de Bacigalupo después de recibir los primeros resultados de una pericia ordenada para intentar determinar a quién pertenecía la letra de las reescrituras detectadas en los cuadernos de Centeno por un peritaje oficial, y que habían sido denunciadas antes por el empresario Armando Loson.

Esa medida permitió descartar la intervención de la exesposa de Centeno, Hilda Horovitz, sobre los manuscritos, pero no la de Bacigalupo.

En Bacigalupo comenzó el circuito conocido como «Cuadernos», que luego se transformó en una causa a cargo del juez Claudio Bonadio, por la que luego estuvieron detenidos decenas de exfuncionarios y empresarios y por la que fue procesada -y luego sobreseída- la Vicepresidenta.

Fuente: Télam

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