Productores buscan conquistar al consumidor con alimentos orgánicos
El mercado actual exige información sobre los procesos de producción y elige alimentos orgánicos. Mientras la Provincia impulsa una ley que prohíbe el uso de agroquímicos en las chacras, los productores logran certificaciones internacionales de calidad.
En un mundo cada vez más consciente de preservar los recursos y el entorno, la demanda de alimentos saludables ha ido en aumento. La certificación orgánica es el sello de calidad que respalda a estos artículos, una marca distintiva y una herramienta fundamental para los productores. Por ello, cada vez más productores de la provincia buscan contar con ese sello. También los consumidores optan por alimentos orgánicos y de nuestra tierra.
Contar con una certificación no solo implica cumplir con ciertos estándares, sino que también representa un valor agregado que genera confianza y despierta el interés de los potenciales consumidores.
La etiqueta orgánica garantiza que los productos agrícolas fueron cultivados y procesados según las normas amigables. Esto implica el uso de técnicas de producción sostenibles, como el cultivo sin fertilizantes químicos ni pesticidas sintéticos. Además, apuntan a la protección de la biodiversidad y la preservación de los recursos.
El Gobierno de Misiones entendió que debía tomar las riendas de los procesos productivos, para facilitar herramientas de origen natural. En este caso lo hace con la entrega de bioinsumos de producción propia, como biofertilizantes y bioinsecticidas, y la prohibición del uso de agroquímicos.
La tierra colorada y su compromiso con la naturaleza
Una de las firmas misioneras con certificación orgánica es la yerbatera obereña Anna Park, de la familia Barney. “El futuro es orgánico! Somos un producto superior y único en el mundo de la yerba mate debido al esmero en conservar la esencia natural y las antiguas técnicas de elaboración”, rezan en su sitio web.
El cultivo de esta empresa creada por Eric Barney en 1920 se caracteriza por estar en sintonía con la naturaleza. Se trata de una producción selecta y limitada, cuyo proceso se prolonga por tres años y la cosecha cada dos. De esta forma, respetan los tiempos de la planta, que sigue su ritmo natural.
En Anna Park utiliza aún el secado en barbacuá de cinta. No produce humo y se realiza mediante un sistema de combustión de alto rendimiento con intercambiadores de aire. El oreado y estacionamiento, por otra parte, son etapas extensas. La yerba se conserva 500 días hasta llegar al tramo final, lo que vuelve único a este producto.
Por todas estas características es que lograron el sello orgánico internacional de la Organización Internacional Agropecuaria (OIA). “Cada vez que nos elegís, ayudás a mantener dos reservas ecológicas con preciosos montes y una biodiversidad tan extensa como fecunda. Anna Park es nuestro voto de amor por la naturaleza”, señalan desde la empresa.
Para que el organismo otorgue el certificado, es necesario que transcurran cinco años sin el uso de agroquímicos. Para esta familia misionera, ser orgánico tiene que ver con una filosofía de conservacionismo, de proteger el suelo y las especies.
Ventajas de la certificación
Uno de los principales beneficios de este sello es la credibilidad que respalda las cualidades saludables de los alimentos. Los consumidores, que cada vez se interesan más por conocer el origen y los procesos de lo que ingieren, tienen ese aval de transparencia y seguridad que buscan en las góndolas.
La certificación también abre las puertas hacia nuevos mercados y oportunidades comerciales. A medida que aumenta la demanda de productos orgánicos, las personas están dispuestas a pagar un precio justo por los alimentos que cumplen con sus expectativas de sustentabilidad.
Los productores, que acceden a esta herramienta, pueden conocer canales de distribución especializados y aprovechar un comercio en crecimiento. Esto les ayuda a generar mayores ingresos y posibilidades de expansión.
El aspecto más importante de esta etiqueta es el impacto positivo sobre el ambiente. Al utilizar prácticas agrícolas sin agroquímicos, se protege la calidad del suelo, se conserva la biodiversidad y se minimiza la contaminación del agua y el aire. De esta manera, se preserva el planeta para las generaciones venideras.
El producto más orgánico, el que está más cerca
Laura Mazo se desempeña como nutricionista en el Ministerio de Agricultura Familiar. Visitó Canal 12 para promocionar la feria La dulzura de mi tierra y aseguró que “los productos de producción local siempre serán más saludables” que otros envasados o empaquetados que haya sido adquirido en quioscos o supermercados.
“El mejor alimento es aquel que está a kilómetro cero. Esto quiere decir que cuanto más cerca de mí se produzca, más sano será”, explicó la profesional. Además, destacó la posibilidad de conseguir alimentos orgánicos en Misiones.
Aseguró que desde el ministerio se enfocan en todo el proceso productivo. En ese sentido, remarcó la labor de los colonos en las chacras, el entorno donde se cultiva y donde se crían a los animales, así como la utilización de insumos amigables con el ambiente.
Ser orgánico en Argentina
De acuerdo a la reglamentación nacional, se define como producto orgánico, biológico, ecológico, eco o bio, a todo aquel que se obtiene a partir de un sistema de producción sustentable: manejo racional de los recursos naturales, sin agroquímicos de síntesis química, sin organismos genéticamente modificados, ni compuestos que mantengan o incrementen la fertilidad del suelo y la diversidad biológica del ambiente.
Además, las palabras orgánica, biológica y ecológica se encuentran reglamentadas por la Ley 25.127. Esto permite mantener los alimentos con sus propiedades naturales, vitaminas, minerales, azúcares y proteínas sin contaminantes ni conservantes, lo que mejora sus características nutritivas y realza su aroma, su sabor y su color.
El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SeNaSa) es la autoridad competente en la fiscalización del cumplimiento de las normativas sobre la totalidad del proceso productivo-comercial. A su vez, habilita a entidades certificadoras, como la Organización Internacional Agropecuaria (OIA), para el control de quienes producen, elaboran y comercializan los productos orgánicos.
En el etiquetado se debe especificar el número de partida identificatoria de origen y procesamiento, el número del Registro Nacional de Entidades Certificadoras de Productos Orgánicos y el isotipo oficial, en caso de que corresponda, detalló Nora Pupi, ingeniera agrónoma y titular del área de Producciones Ecológicas dependiente del SeNaSa al diario Primera Edición.
Entre los requisitos a presentar para recibir esta certificación figuran los agroquímicos empleados, la marca comercial, el principio activo, tipo de producto, plaga controlada, el producto o animal sobre el cual se aplicó el tratamiento, las instalaciones y maquinarias utilizadas en el proceso.
Los vegetales y animales criados de forma tradicional -sin pesticidas o abonos sintéticos- son ecológicos, los que no han sido modificados genéticamente son bio y los que reúnen ambas características son orgánicos.
Organización Mundial de la Salud (OMS).
¿A quién está dirigida la etiqueta?
La certificación orgánica argentina está destinada a las y los productores de materias primas, elaboradores, comercializadores, distribuidores, empacadores, importadores y exportadores que deseen sumar valor agregado a sus productos. Esto se logra al garantizar calidad y trazabilidad orgánica a través de un sello otorgado por una certificación de tercera parte.
Fuentes: Canal12Misiones.