«Investigar las mariposas revela el estado de conservación de la selva misionera»

El laboratorio 20 de la Facultad de Ciencias Exactas, Químicas y Naturales de la Universidad Nacional de Misiones, ubicado en el quinto piso del edificio de Félix de Azara casi Sarmiento, es el reino de los insectos. Todo allí está preparado para la inmersión en ese mundo fascinante. La profesora de Biología Cecilia Fernández Díaz está al frente de un equipo que hace de la investigación su principal fortaleza.

El gran eje del trabajo investigativo son las mariposas, las diurnas y las nocturnas (las polillas). La información más exhaustiva la tienen de las diurnas: de las 1200 especies que hay en la Argentina (en el mundo hay unas 3000), en Misiones hay 990 (456 son exclusivas de la provincia).

Fernández Díaz, que lleva más de 35 años investigando, conversó conENFOQUEMisiones sobre el trabajo con Lepidópteros que realiza con sus colaboradores. «La pérdida de hábitat nos lleva a pérdidas de especies. El cambio climático afecta primero a los insectos, que son más sensibles, porque la regulación de su ciclo de vida está dada por la humedad y la temperatura», fue lo primero que explicó.

La presencia o ausencia de mariposas son indicadores del estado de un área natural. Por eso el valor de investigarlas. Es lo que Cecilia ha hecho durante gran parte de su vida.

«La pandemia aumentó la necesidad de aumentar la velocidad de los resultados y ponerlos a disposición de la sociedad», reconoció.

Pero, ¿cómo fue el inicio del Programa de Investigación Entomología de Misiones? «La Lic. Aída Ester Tricio, de la UBA, vino a la provincia en 1984 para investigar en la zona de los arroyos Saltito 1 y 2 de Dos de Mayo y concursar por un cargo en la Universidad Nacional de Misiones. Notó que en el territorio misionero había una enormidad de cosas para hacer su trabajo. Entonces decidió que no podía quedarse sólo para la misión a la que había venido. Poco después renunció a la Universidad de Buenos Aires y creó el grupo de investigación de insectos. Yo me sumé en 1987y lidero el equipo desde 2010», resumió Cecilia.

Sobre su trayectoria en particular, esta profesional nacida en Santo Tomé, Corrientes, comentó que se sumó al equipo de investigadores cuando cursaba su segundo año en la Facultad. «Al principio investigué a los insectos asociados a la yerba mate, fue mi tesis de genética. Luego los de interés productivo, gusanos de seda y abejas nativas sin aguijón, por la producción de miel de yateí. Finalmente, los insectos asociados al tabaco», enumeró.

«Entre fines de los ’80 y mediados de los ’90, al tiempo que me desempeñaba en la UNaM, cumplí tareas también en el INTA de Cerro Azul. En 1996, me aboqué a la Facultad a tiempo completo. Profundicé entonces el trabajo con las mariposas diurnas. Fue el tiempo en el que empezaron a crearse muchas áreas naturales protegidas en la provincia. Se hicieron los planes de manejo y había que encontrar especies indicadoras del estado de esas ANP. Había material colectado, pero se necesitaba ordenarlo», añadió.

Buscar el material de campo, colectar y hacer los estudios, bajo lupa en microscopio (morfológicos) o moleculares para llegar a la identificación de las especies. Este es el proceso que lleva adelante Cecilia y el equipo. Para el análisis genético, articula con instituciones de Buenos Aires y Tucumán.

Con orgullo, apuntó que Misiones es la única provincia que tiene insectos entre sus Monumentos Naturales. Se trata de las mariposas Androgeo (Heraclides androgeus), Mariposa 88 (Diaethria clymena), Monarca (Danaus erippus), Seda Azul (Morpho anaxibia) y Panambí (Morpho helenor).

Los pedidos para el equipo llegan desde diferentes instituciones. «Hicimos un trabajo para caracterizar las especies de mariposas de la Gruta India de Garuhapé, declarada reserva municipal. Eso fue solicitud de la comuna. Lo mismo hicimos en la reserva Urutaú de Candelaria, que es un área de la Entidad Binacional Yacyretá pero la administra la Fundación Temaikèn», detalló.

Cecilia anticipó que ahora el foco está puesto en las nocturnas, las polillas. «Ese grupo es enorme: en el mundo hay entre 120.000 y 130.000 especies. Misiones tendría unas 18.000. Las polillas se adaptan a los climas más fríos. Están extendidas por más áreas del país. De ahí el desafío». Integrantes de su equipo están avanzando en ese sentido.

Mirando hacia atrás, el camino recorrido ha dejado mucho conocimiento acumulado. Gran parte de él están en los dos libros que la investigadora ha publicado hasta el momento. «La información técnica tiene que ser útil para todos, no sólo para las publicaciones científicas», sostuvo. Las mariposas (y los insectos en general) la siguen maravillando como el primer día.

El equipo está integrado por Daniela Ayala, Nicol Velozo, Hernán Figueredo, Sofía Burtnik, Ivanna Aranda y Pablo Verón (estos cuatro estudiantes de Licenciatura en Genética), y la investigadora externa, Prof. Lic. María Inés Sarlej.

 

Fuentes: Enfoque Misiones.

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